Nota publicada online
La Galería Ruth Benzacar, inauguró su ciclo de exposiciones 2013 con dos muestras: "Trabajo Nocturno", de Carlos Herrera; y "Performances", de Humberto Vélez. Hasta el 26 de abril en el subsuelo de Florida.
1. En el piso superior de la galería, el Trabajo Nocturno de Carlos Herrera plantea un discurso absolutamente autorreferencial y privado que él dispuso como una gran instalación de varias esculturas. Partiendo del “Autorretrato sobre mi muerte”, con el que ganó el Premio Petrobras 2011, desarrolló una serie de obras que se distribuyen en la sala de la galería bajo el concepto de acumulación. Cajas, recipientes y bolsas, contienen elementos que el artista decidió agrupar con intención simbólica. La sala con luz diáfana, contrapuesta al piso inferior, oscurecido para proyectar los videos de las performances de Humberto Vélez, es un retrato de los pensamientos de Herrera. Con una estética quirúrgica en donde abundan los hierros y el plástico, se continúa la idea de la muerte y paso del tiempo que el artista había empezado con los zapatos exhibidos en La Rural. “Trabajo Nocturno” es la muestra y es un poema de Juan Manuel Inchauspe, que está impreso en el catálogo. De la misma manera que las esculturas de acumulaciones de Herrera, el poema también alude a la muerte. Un gato, asesinó a una rata.
Temprano
esta mañana
encontré en el patio de casa
el cuerpo de una enorme rata
inmóvil.
Moscas de alas tornasoladas
zumbaban alrededor del cadáver
y se apretaban en los orificios de unas heridas
que habían sido sin duda mortales.
Con bastante asco
la alcé con la pala y la enterré
en un rincón alejado
del jardín.
Al volverme
desde el matorral de hortensias florecidas
emergió mi gata dócil
desperezándose.
Su brillante pelaje estaba todavía
erizado por la electricidad de la noche.
Me miró
y después comenzó a seguirme
maullando suavemente
pidiéndome —como todas las mañanas—
su tazón de leche fresca
y pura.
[Juan Manuel Inchauspe, 1985, Santa Fe]
2.El año pasado, Jacques Rancière visitó Buenos Aires y dio una serie de conferencias en la Universidad Nacional de San Martín. En una de ellas, siempre pensando en términos de arte y política, dijo que le interesaban los artistas que intentan desorganizar, desplazar. En la construcción de pensamiento de este filósofo francés, lo referido al desplazamiento, alude a la contraposición que, por su condición, genera visibilidad en una comunidad.
En el recorrido de la muestra Performances, del panameño Humberto Vélez, en el piso más subterráneo de la Galería Ruth Benzacar, hay una breve muestra de su trabajo. La obra de Vélez gira en torno al cruce de propuestas en donde siempre hay un factor repetido que es la elite artística. Frente a ella, Vélez expone otro grupo de personas con las que se creará una relación particular por el hecho de ser exhibidas en un espacio que no es el habitual. Vélez sentencia: “Hay que estar preparados para abrir las puertas del arte”, y entonces, instala en el Turbine Hall de la Tate Modern, un ring de boxeo para que allí entrenen y compitan clubes amateur del sur de Londres. Hay una idea de apropiación de los espacios por parte del artista y la comunidad de gente con la que decide trabajar. En cada país trabaja con diferentes grupos de personas (raperos, bailarines, payadores, criadores de llamas) y luego inserta alguna de aquellas propuestas en las bienales, museos o galerías que convocan al panameño. Este cruce de paradigmas artísticos, son expuestos en las performances de Vélez en donde a partir de la pregunta ética –implícita-, se crean comunidades políticas. Vélez desplaza propuestas no por mero acto de transferencia en juego con lo exótico, sino visibilizando una circunstancia que tiene que ver con una brecha social socavada dentro del campo del arte.
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