Nota publicada online
La obra de Armentía pierde plena inteligibilidad si se substraen del análisis las referencias a la situación general contemporánea y en particular a los efectos de la desregulación económica, sin cesar incrementada en las últimas tres décadas, que el artista en tanto sujeto social constata y experimenta. Incluso en las obras que toman una via “espiritualista”, la indagación que las impulsa es más cuestionadora de las inmediatas circunstancias sociales que el mundo vive, que una búsqueda de respuestas trascendentales y abstractas.
Pero por más que haya un claro deseo de mantener una estrecha relación entre obra y mundo, ninguna se reduce a documento. Explicar sólo por lo económico-político el fenómeno estético es parcial y empobrecedor porque sus figuraciones rápidamente reflotan significaciones complejas, sobrecargándose de sugerencias que ensanchan el espectro semántico inicial como ocurre, por ejemplo, con las representaciones relativas al viaje y a la de personajes en transe migratorio.
El viaje no es sólo un simple desplazamiento geográfico con objetivo determinado, es también un tránsito simbólico alegórico, azaroso o feliz pero siempre algo más que una ilustración costumbrista o de simple actualidad. El contrastado registro semántico que movilizan las imágenes pone en evidencia la compleja trabazón de los distintos niveles de sentido con que da congruencia a su sistema pictórico. Por lo tanto nos parece que la clave hermenéutica con que debe ser aprehendida su obra si no toma en cuenta la urdimbre socio-ontológico que la sustenta y sus prolongaciones emotivo-sicológicas, no pondrá en evidencia la unión profunda entre arte y vida, entre sociedad y estética, entre la experiencia personal del mundo y la experiencia colectiva que le son propias.
Dante Carignano
Maître de Conférences
Especialidad : América Latina, Arte y Literatura
Université d’Orléans, France