Nota publicada online
Una serie de instancias que se marcan a través de diversos dispositivos de comunicación hace que esta muestra sea algo más que una sucesión de fotografías
El subtítulo de Oficina del Tiempo viene con derecho a acompañar la serie de instalaciones que, como estaciones de sentido, establece la obra en progreso con que Gustavo Groh se inscribe en el lugar que eligió para vivir, intentando otras narrativas y actualizando sus sentidos desde una perspectiva poética consolidada.
Estar allí, rodeada de estas piezas, es como ser parte de un gran concepto que sale abiertamente del mote fin del mundocon que se toca cada cosa en la ciudad más austral del mundo. Gustavo no es oriundo y tal vez por ello es capaz de ir a buscar en las viejas fichas, los archivos de otras épocas, aquellos relatos que dan cuenta del tiempo, uno bien curioso como el de estas latitudes, pues todo puede pasar en un día cualquiera. Sólo aquel que viene de afuera parece estar más cerca de ver lo que para otros es invisible por demasiado conocido.
La torre de los vientos Fotografía captura digital. 2013 - Ushuaia · Tierra del Fuego, 60x80cm | Extraño el cielo azul Fotografía captura digital. 2013 - Ushuaia · Tierra del Fuego, 60x80cm |
No es extraño tampoco que su interés se fije en algunas bases, tan importantes como necesarias, para establecer un equilibrio entre vivir en una isla y producir una obra que la haga visible sin aquel tópico común. Redescubriendo miradas, pasos perdidos, huellas que la muestran desde un lugar distinto, como un espacio habitado desde mucho antes, a pesar que en sus obras el actor humano apenas se haga visible. Groh se apoya en aquellas piezas que le sirven de inspiración, como datos de oficina que da partes diarios del tiempo, pero se aleja de las mismas introduciendo otra potencialidad a la serie.
Recortando elementos de una colección de viejas postales retocadas a mano, donde no interesa ya el total reconocible sino la configuración de las nubes, de esos cielos que producen intensidades cambiantes en las horas del día y en las épocas del año.
Consigue, en la toma directa de sus excursiones por un paisaje níveo, la captura de una vieja chimenea de un hotel incendiado como parte de una aproximación a una Torre de los Vientos, de otras latitudes con la que guarda semejanza. O los copos de nieve cayendo sobre las copas de los árboles, o una figura que sube la cuesta rodeada de una sustancia blanca que juega con el cielo. El tiempo registrado en presente capturado.
Luego el tiempo como duración fílmica, recortado en un círculo como en un catalejo o el ojo de buey de un barco, acercando las cambiantes configuraciones de las nubes en el Canal de Beagle, dentro una videoinstalación sin sonido, como si fuera en verdad que está distante.
Y el sonido capturado en el Cabo de Hornos, con el título deEl canto de los navegantes, que puede ser escuchado mientras leemos unas crónicas de 1947 donde se expresa el misterio que estas tierras han despertado en intrépidos observadores de su particular superficie.
Jardín de invierno Autoretrato, fotografía captura digital, 2013 - Ushuaia · Tierra del Fuego. 60x80cm |
Dar cuenta de todas estas variaciones desde una mirada otra, diversa de aquellos que la investigan por motivos científicos, acercar una isla al mundo con la misma convicción con que ha elegido su vida en ella, darle otros sentidos al paso del tiempo, fuera del necesario vínculo de supervivencia que estos datos proveen. A la vez, conseguir en una distancia cargada de tranquilidad, con un apasionamiento calmo que se apropia de un lugar donde se unen los dos océanos, no es poco para comenzar. Lidiar con los significantes y dar otros pasos en una ciudad hasta acercarla a su biografía, es tal vez una derivación que induce un buen camino, el de esta muestra que puede ser vista en artexarte hasta fin de mes.