Nota publicada online
Desde que en 1983 fuera donado al estado, el Museo Nacional del Grabado fue superando algunas dificultades entre las que se cuenta el robo de más de quinientas piezas y varios años sin abrir al público. Su directora durante los últimos ocho años, Nora Iniesta eligió una despedida del cargo con esta muestra homenaje a los maestros que la formaron y los que admiró toda su vida.
Por unos cuantos años y luego de un penoso robo nunca esclarecido, el legado de dos coleccionistas maravillosos como el matrimonio Oscar e Irene Pécora, parece volver a tener una sede con posibilidades de integrar una sala que irá exhibiendo en sucesivas muestras un legado extraordinario. Esta vez fue su ex directora, la reconocida Nora Iniesta quien propuso un cierre de actividades, iluminando desde su perspectiva de artista, a una serie de grandes nombres de la historia del grabado nacional, relato pleno de peculiaridades como las que reconoce en su texto en relación a cierto protagonismo: “una de sus peculiaridades consiste en que ha sido cultivado por gran cantidad de mujeres que han mostrado una maestría sin igual en su producción. A diferencia de otras artes, el rol de la mujer en el arte del grabado ha sido determinante, tanto en calidad como en cantidad, a tal punto que permite visualizar derivas estéticas en las que la sensibilidad femenina tiende a generar un nuevo lenguaje gráfico.”
De estas piezas destacan claramente la delicadeza de Margarita Galetar, madre de Liliana Porter, quien además era poeta; dos grandes artistas con obras dentro de la colección del MOMA como Ana María Moncalvo y Reina Kochashian. La primera fue docente, Gran Premio del Salón Nacional de Grabado en 1951 y académica de número de ANBA desde 1985. En la década del 40 ilustró el libro de Ernesto Morales "Leyendas Guaraníes", del que sale esta armoniosa pieza exhibida con una diagramación del espacio interesante y una singular representación del cuerpo. Kochashian destaca por su cualidad en la chapa para hacer aguafuertes con personajes muy identificables por una gran profusión de detalles.
Luisa Reisner, grabadora y pintora, imprime sutiles cambios de color en la técnica del aguafuerte y aguatinta, que se perciben como pictóricos. Raquel Forner con tres obras litográficas de los años 70’, donde sus personajes trasmiten emociones poderosas de grandes ojos atentos. Nelia Licenziato, muy recordada como docente trabajando la fuerza del gesto en xilografías, que van de una gama muy ajustada de color a un gran contraste de formas, validando su capacidad técnica. Como parte del homenaje a quienes fueron sus maestras, Aída Carvallo destaca con obras más conocidas como el gran gato junto a otra muy singular, es la xilografía El sueño de la muñeca de 1975.
Una parte importante son los precursores, Pio Collivadino (1869-1945) con dos aguafuertes sin data, con magistrales claroscuros trabajados en la chapa por el mordiente controlado. Dos bellas piezas de 1916 y 1917 de Emilio Pettoruti (1892-1971) dan cuenta de una poética del cubismo que introdujo entre nosotros, con litografías que permiten el uso del color ampliamente, pero ajustado al repertorio tradicional casi monocromático de los primeros años.
Dos piezas pequeñas de Guillermo Facio Hebequer (1889-1935) sin datar, que recrean ese imaginario del hombre común tan presente en las décadas del 30’ en el siglo pasado. Integró el grupo "Artistas del Pueblo" junto a Adolfo Bellocq (1899-1972) también presente en esta selección, con dos pequeñas xilografías entre las que destaca un retrato de Alfonsina Storni de 1938, donde la gran poetiza parece condensar en su mirada con la destreza técnica del autor, esa capacidad de ofrecer resistencia a lo establecido. El otro gran precursor, viajero incansable y excelso en el arte de la xilografía es Pompeyo Audivert (1900-1977) nacido en España e instalado en Buenos Aires destaca su pieza Vía Crucis de 1928/29 de impecable calidad técnica.
Por fuera de la colección, pero destacados por la curadora por sus aportes técnicos, están las xilopinturas de Eduardo Iglesias Brickles y los grabados narrativos de Julio Paz. Destacados e insoslayables referentes del grabado nacional como son Daniel Zelaya (1938-2012) con dos litoxilografías de los años 60’; una pieza del mítico Fernando López Anaya (1903-1987) Gofrage Nº9 de 1962 que marca la irrupción tan bien lograda del cinetismo en la gráfica. Variaciones del paisaje en dos obras xilográficas de Víctor Rebuffo (1903-1983). Imperdible!
+ info:
Grandes Maestros, un homenaje
Patrimonio del Museo Nacional del Grabado
Curada por Nora Iniesta
Hasta el domingo 30 de diciembre de 2018
Adolfo Bellocq, Aída Carballo, Pío Collivadino, Raquel Forner, Emilio Pettoruti, Nelia Licenciato, Víctor Rebuffo, Margarita Galetar y Sergio Sergi, entre otros
Casa Nacional del Bicentenario. Riobamba 985
Entrada libre