Nota publicada online
Relato de una negociación es un despliegue mayor que la primera muestra que trajo Malba en 2006, donde podemos transitar por cada uno de los pasos dados para llegar a un proyecto corporizado que nos hace repensar el presente.
La Fundación Costantini presentó hace nueve años atrás, un proyecto encargado especialmente a este artista belga que vive y trabaja en México desde 1986, se fundamentaba en un recorrido por la Patagonia con un equipo mínimo, intentando filmar en ese paisaje enorme, un espejismo. Aquella vez el ensayo consistió en narrar un desengaño, una utopía en honor a un relato que lo había impactado sobre el método usado por los tehuelches para cazar ñandúes. "Las tribus caminaban durante semanas, hasta que el animal moría de fatiga; me llamó la atención la sencillez de la técnica y el uso de la caminata como arma, algo que yo he usado como medio en muchas de mis obras", contaba en aquella época a la prensa. Y el resultado fue un video de sólo dos minutos y medio que se exhibió junto a todo el plan de aquella travesía, desde los primeros pasos de la idea a la bitácora del trayecto con todas las imágenes y planos que posibilitaron su desarrollo. Por aquel entonces, Argentina venía de un gran desengaño.
En este nuevo encuentro hay algunas características similares pero otras nuevas, ya no se trata de un desarrollo acotado a una sala sino un gran montaje de una muestra que está recorriendo sedes prestigiosas en varios puntos de América y que contienen tres proyectos y todos sus devenires.
Continúa en la misma línea expositiva de proyecto/ proceso con un resultado final, donde lo político, lo urbano, lo absurdo y lo poético se inscriben en acciones imaginativas que hacen necesario repensar la condición humana y sus conflictos. Pero el corolario queda alejado del simple panfleto, aparece más como experiencia estética profunda que, en algunos casos, casi agobia al espectador hasta hacerle sentir que le falta el aire. La sala de doble pantalla donde esa sensación es vivenciada a través del video filmado con niños que intentan hacer un puente sobre el estrecho de Gibraltar con la fórmula niños + barcozapatos = juego infantil. La cámara acompaña en una cercanía intensa a la fila de niños que, con sus barcos zapatos se sumergen en la profundidad del mar perdiendo toda referencia de horizonte, vuelve muy presente la memoria y su consiguiente percepción, de lo que hoy a diario vive el Mediterráneo con sus miles de emigrantes que no consiguen llegar a la otra orilla.
Este video resultó luego de que fuera imposible superar los permisos y requerimientos de los sindicatos pesqueros de una y otra orilla. El plan inicial era hacer el mismo puente con barcos de carga, se necesitaban 72 barcos para unir los14 km que hay en su punto menor entre España y Marruecos. Y mientras aquella negociación ocurría y había que ensayar planes alternativos, la bitácora de ese plan que llevó unos años, era plasmada en dibujos, pinturas pequeñas y fotos. Como sostiene Cuauhtémoc Medina en su ensayo, las obras de Francis Alÿs operan como un diagrama de ideas donde grupos, geografías y representaciones sociales diversas pero localizadas en un espacio definido actúan como reflexión coordinada. Es muy interesante el planteo del curador mexicano en referencia al valor que tienen aquí las pinturas, que operan ya no como hegemónicas sino como subsidiarias “desafiando la dicotomía que atribuye a la pintura una condición solipcista y un ethos meramente autorreferencial”. Por esto mismo las enormes salas del Malba se presentan pintadas de tonos pastel con esa misma sustancia intimista sin ninguna estridencia, donde el artista nos hace ver los otros usos que las imágenes logradas con pincel sobre un plano, se ofrecen como un ensayo en la práctica y aportan al proyecto atrapando aquellas visiones de Francis donde se merodea el resultado de la idea inicial.
En el plan que fue analizando la forma de presentar la guerra de Afganistán con su consecuencia sobre el uso de imágenes por el nuevo régimen en la serie Barras de color, la pintura aparece ensayando un discurso dejado de lado como eran las viejas señales de ajustes de bandas verticales de colores básicos. Como sostiene Medina, la idea era subvertir la división tradicional entre abstracción y figuración, tanto como la alusión al choque de civilizaciones, códigos y modos de vida en un país con estado de sitio cuya guerra fue trasmitida por el medio televisivo global como una cierta ficción. El film que integra también este proyecto REEL-UNREEL (2011) modera la destrucción de obras de arte figurativas por los talibanes con el juego que más hacen los niños con mucha habilidad, que es el de jugar con una rueda llevada a toda velocidad por el áspero terreno de una ciudad devastada por la guerra. La modernidad industrial del cine, su propuesta de presentarse allí como “artista de guerra” dentro de las fuerzas británicas de ocupación, el uso de esos carretes de cine que dos niños van desenrrollando y enrrollando hasta el corte por el fuego y la caída al precipicio de la rueda, proporciona un abanico de sentidos interpretativos a esta simple acción performática.
Finalmente en Tornado la meditación comienza por la desigualdad y la violencia que percibe en el país donde vive y trabaja, México, y también como fiasco del proyecto neoliberal que produce y produjo miles de muertes. Encontrar y perseguir el punto cero de los remolinos que se forman en la estación seca en las regiones altas del sur de la capital como símbolo de un deseo intenso de cierto exorcismo de la violencia social. Acompañadas por dibujos, collages y pinturas, este plan analiza la crisis permanente del sur periférico y la frustración ante una situación dada como herencia donde la ética y la estética pueden consolidar un mensaje reflexivo.
Imperdible esta muestra para vivir una experiencia de muchos momentos diferentes.