Nota publicada online
Adecuada al espacio disponible, la Fundación Proa exhibe una versión de la muestra antológica sobre fotografía argentina, presentada en 2017 dentro del proyecto Pacific Standard Time, LA/LA en The J. Paul Getty Museum que se extendió en varias sedes, y nos propone un modo de pensarnos junto a otros.
Ya desde el título se sugiere una línea de análisis que será preponderante en la recorrida. La contradicción y la continuidad se particularizan en líneas generales sobre el modo en que la experimentación convivió con la tradición, pero reparando en los saltos de valor en cuanto a transformarse en un proyecto que pasó de ser amateur a cada vez más profesionalizado. Se trabajó con mucha anticipación y con varios referentes teóricos locales como Rodrigo Alonso, quien pasó de ser asesor a curador luego de que se determinara que para la Fundación Getty, era más importante profundizar en uno que mapear tantos países. Una de sus curadoras, Idurre Alonso destacó en la recorrida de prensa algunas de las razones: “es un país muy desconocido en Los Ángeles y en los Estados Unidos” además de “la calidad del material que vimos” y “la generosidad de la gente, que pusieron todo a nuestra disposición". La idea era centrar en lo que se llamafotografía construida,designación que apela al determinar proyectos que intervienen en la formación de imaginarios que reflejan nuestro país y sus cambios a lo largo de las décadas. Y dentro de este esquema, uno que fue resaltado es el imaginario construido en tantos años de historia entre la centralidad de la capital y el interior del país, un modelo y una tensión que aún perdura cuando hablamos del arte en Argentina.
Las salas son cuatro y van desenvolviendo temáticas agrupadas sin por ello tener una marcada línea de tiempo, sino mejor referida a contextos sociopolíticos. La sala 1 hace referencia a la constitución social de la Argentina, centrándose en la fotografía documental que engloba tanto a los pueblos originarios como a los inmigrantes que llegaron a poblar el país por iniciativa de Juan Bautista Alberdi, entre otros. Conformada por material de archivos, por postales y fotos familiares que reflejan esa diversidad cultural que tanto nos caracteriza.
En la sala 2 hay algunas claves y diálogos muy interesantes que obligan a distribuir en cuatro bloques. En la figura del gaucho y de los pueblos originarios hay tanto una parte de la serie de Grete Stern sobre Aborígenes del Gran Chaco argentino como las imágenes potentes de Guadalupe Miles con esos mismos grupos étnicos y la reinterpretación de un clásico en la obra de Leonel Luna que recrea La vuelta del malón de Angel Della Valle. En otro bloque se analizan las huellas del humano en el paisaje y se disfruta la recreación de los altares del Gauchito Gil de Marcos López, como el cuerpo y la carne en un retrato alado de Nicola Costantino junto a los registros de Esteban Pastorino de los mataderos futuristas de Salamone en la provincia.
En el bloque siguiente destaca la potencia del registro fotográfico como parte de la irrupción y avance del peronismo con Eva Duarte de Perón retratada magistralmente por Annemarie Heinrich, junto al valor del fotoperiodismo que tanto va hacia la política como a la importancia del crecimiento de la ciudad, vertiginoso y eminentemente europeizante. Destacan una serie de Horacio Coppola en impecable registro blanco y negro junto a Juan Di Sandro, considerado el decano de los reporteros gráficos con más de cinco décadas trabajando para un medio nacional.
Al acercarnos a mediados del siglo XX destacan en la sala 3 tanto la violencia social que se vivieron en dictadura como el acto fotográfico como gesto político materializado en varios artistas muy reconocidos. Adriana Lestido en su registro de las Madres de Plaza de Mayo y sus emblemáticas marchas de los jueves y Eduardo Longoni, reportero gráfico con mirada singular. Pero también están los usos poéticos de esas violencias representados por el Grupo Escombros y su serie tan icónica de personajes anónimos en situaciones de gran tensión potencial, junto a los retratos de Oscar Bony atravesados por balazos reales. En los estallidos de 2001 y sus consecuencias destacan las obras de Gabriel Valansi captadas con cámaras de visión nocturna, la Evita decapitada de Santiago Porter inscripta en sus series Bruma que singulariza los fallidos de nuestro pasado. Pero también las fotos intervenidas de Nuna Mangiante recreando las clausuras de los bancos en épocas de corralito o la serie de Ananké Asseff sobre personas comunes que por la inseguridad creciente deciden tener y aprender a usar un arma.
Finalmente, en la sala 4 se exhibe una pequeña muestra de lo que fue la irrupción de la fotografía conceptual en las décadas del 60 y 70, contando con algunas piezas claves de Alberto Greco más Juan Carlos Romero y Carlos Ginzburg, éstos últimos emergentes del Grupo de los 13 del recordado CAYC. Dentro de esta sala se incluye la relación cuerpo y naturaleza como otro bloque y no podía faltar en relación al cuerpo las obras de la recordada Graciela Sacco como en la naturaleza el grupo de acciones llevadas a cabo por Nicolás García Uriburu casi los primeros señalamientos ecológicos en registro fotográfico.
Valiosa y para detenerse, también para acompañar las recorridas y actividades conexas que nos hacen tejer mejor nuestra historia.