Nota publicada online

miércoles 12 de junio, 2019
Flavia Da Rin en MAMBA
¿Quién es esa chica?
Altilio, Pilar
por Pilar Altilio
Flavia Da Rin en MAMBA

Esta apuesta de mapear una joven y destacada artista con su primera retrospectiva en un museo, con curaduría de Laura Hakel, permite acceder a un recorrido sustancial con cada serie en la que Da Rin va explorando su relación con la construcción de su propia imagen e intereses.

“No me siento ni soy ‘fotógrafa’, uso la fotografía como herramienta” declara Flavia Da Rin en las páginas del completo catálogo que editó el MAMBA en ocasión de esta retrospectiva. Es que, en verdad, la manipulación de la imagen que toma ella misma de sí, no tiene un proceso simple de contar, pero rotundamente trata de perseguir un plan donde permanezca todo en sus manos. Salvo en contadas excepciones, su obra se compone de múltiples intervenciones sobre la imagen primaria, con elementos no tan sofisticados donde no todo es digital sino también manual, lo que significa un proceso de capas que se acerca mejor a la producción de los artistas flamencos, sobre todo en referencia al tiempo que demanda llegar a la imagen definitiva, que finalmente sí se imprime digitalmente. Dos de sus mentores fueron Diana Aisenberg y Guillermo Kuitca, quienes luego de su formación en la Escuela Prilidiano Pueyrredón, acompañaron ese camino que la hizo destacarse rápidamente a partir del 2003 y 2004 cuando irrumpe con esa forma tan característica de una estética cercana al animé que resaltaba por los ojos bien grandes.

El misterio del niño muerto. 2008

Si bien no es la primera artista que hace obra en torno a su imagen, lo interesante en Flavia es lo que ella define como “customizar la propia imagen” pues a través de ese juego que oscila entre la personalidad y el estereotipo, aparecen contenidos que fueron revelando sus preocupaciones en torno a la representación de la feminidad. Trabaja sobre esquemas pre construidos que comparten los individuos de una misma comunidad social o cultural, pero esto varía a medida que su propia vida va adquiriendo intereses nuevos. Puede rastrearse en las salas del MAMBA la representación de layoung girlcomo modelo de un consumidor exacerbado de las primeras épocas, con “ese brillo vidrioso en la mirada al que suman las pieles aterciopeladas y peinados radiantes” como acota su curadora verdaderos “modelos predeterminados de belleza tan estetizados que llegan a ser repulsivos”.

Flavia Da Rin en el Moderno. Foto Jorge Miño

En la serie ‘Una fiesta para sacudirse el terror del mundo’ de 2011 explora el universo de las ferias de arte y los rituales sociales que se tornan patrones de comportamiento en un espacio corto de tiempo donde se trabaja sin descanso por el deseo de ser visto. ¿Cuándo una persona puede convertirse en producto?, se pregunta Laura Hakel en la misma dirección que Boris Groys planteaba en su texto Volverse público, donde el filósofo sentencia que “todos estamos condenados a nuestro propio diseño”. Hay una interesante alquimia entre lo autorreferencial de la selfie y una imagen que habita otras dimensiones como en las fábulas o las leyendas. Muy interesante detenerse en ‘El misterio del niño muerto’ de 2008 pues las escenas que se suceden como farsa de un velorio referencian su muerte como artista joven al cumplir los 30 años, así como la muerte de la obra pues cuando el proceso creativo ya culminó y se exhibe la serie “ya caducó” sostiene Da Rin.

Sin título, de la serie Terpsicore entreguerras, 2014

El cuerpo entero aparece luego en una interesante serie donde el color huye y la fotografía “por primera vez, más que soporte, se convierte en referente” como sostuvo Valeria González en ocasión de su muestra en Ruth Benzacar. Se inicia con un descubrimiento en 2013 cuando en una muestra de Brancusi ve tres fotos tomadas en el mismo taller de la bailarina rumana Lizica Codreanu. Tepsícore entre guerras nació de esa empatía, de amistad transtemporal con mujeres que quedaron al margen de la historia del arte como Giannina Censi creadora de la aerodanza futurista o Valeska Gert musa del punk alemán. Fue claramente un homenaje y para hacerlo recreó el aire de época en una serie de una belleza diferente. En la serieEspíritusde 2018 el cuerpo desaparece y se configura como naturalezas muertas donde sus pelucas y otras bajadas de la web, se presentan intervenidas con acuarela sobre impresiones, trayendo elementos dispersos en torno a definiciones que agregan sentido: espíritu de invernadero, de alga, de coral, de cactus, de baya, etc.

Es sólo una parte de lo que está para verse en las salas del museo hasta octubre y nos invita a detenernos.

Flavia Da Rin en el Moderno. Foto Jorge Miño

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