Nota publicada online
La impactante muestra del artista rosarino curada por Hans-Michael Herzog y recientemente inaugurada en la sede Daros Latinoamérica de la capital carioca, podrá visitarse hasta el 10 de agosto.
Monumental, expansiva y envolvente, la obra de Fabián Marcaccio (1963) quita el aliento a cualquier espectador; crea una visión en movimiento y, al mismo tiempo, propone intimidad. El artista trabaja “tejiendo” punto por punto la imagen y los materiales en la computadora creando una obra de enorme formato con varias lecturas que el espectador tiene que ir descubriendo paso a paso a lo largo de la obra. Como él mismo afirma en una entrevista que le hizo Hans-Michael Herzog, curador de la colección Daros, “Mi obra trata de producir un nuevo punto de vista sobre la pintura ambiental, trata de renovar la idea del muralismo, es una pintura de la época digital. Intento trabajar con lo que se puede definir como una composición de espacio-tiempo. Estas obras toman literalmente tiempo para ser vistas y pasos; toman una visión en movimiento en el tiempo real y en el movimiento real. El tamaño está relacionado no con hacer algo gigantesco sino con crear una visión en movimiento. Son obras que fluyen en el espacio real y presentan un pasaje a través de ese espacio real”
Marcaccio vive y trabaja en Nueva York desde 1986, en los noventa comenzó a desarrollar la producción que hoy lo caracteriza en la que combina pintura, fotografía e impresión digital con técnicas arquitectónicas a la que él llamó Paintants (Pintantes).
En el 2005, tuvimos oportunidad de conocer esta producción cuando expuso Ezeiza-Paintant en la terraza del Malba. La obra de treinta metros de largo, recreaba la masacre de Ezeiza al regreso del ex presidente Perón en 1973 tras dieciocho años de exilio.
Paintant Stories, se expuso por primera vez en el 2000 en Alemania en los Kunstvereine de Stuttgart y Colonia. Esta enorme y compleja obra panorámica, que hoy es parte de la Colección Daros de Suiza y que actualmente se exhibe en la Casa Daros de Río de Janeiro, puede considerarse una instalación pictórica en la que se unen la pintura digital -creada en la computadora a partir de una recopilación de imágenes que el artista obtiene de internet, o de la digitalización de imágenes y objetos- con una pintura mas tradicional, realizada con pigmentos y distintos materiales como polímeros, resinas y silicona.
A la obra original de cien metros de largo por cuatro de altura que recorre las distintas salas de la Casa como un cuerpo orgánico vivo, Marcaccio le sumó in situ trece metros mas. En un punto sale por la ventana desplegando todo su esplendor en un patio interno.
Otro punto a destacar es la propuesta de una composición “micro-macro”, como la define Marcaccio, en donde la pintura necesita ser vista muy cerca y, en otros casos, de muy lejos. “La pintura está ahí, quieta, y uno se mueve como un espectador activo. Esta experiencia de ir viendo la pintura crea un dinamismo de visión como pintura de acción”.
Podría también decirse que la obra tiene una estructura musical porque tiene que ver con la idea del ritornello, del eco, la vibración, la reverberancia y la amplificación como resultado de ser una pintura compuesta con computadora y ésta permite crear elementos de repetición y diferenciación, amplificación y filtrados generando diálogos propios del cine y la música.
Fabián Marcaccio es el segundo argentino que exhibe en Casa Daros de Río de Janeiro, sede de la Colección Daros de Zurich. Impulsada por el curador Hans Michael Herzog, esta colección es la más importante de Europa y aspira a brindarle a arte latinoamericano una proyección internacional.
El edificio del siglo XIX, un antiguo convento de más de doce mil metros, conjuga la arquitectura neoclásica y colonial; su restauración implicó 7 años de trabajos y una inversión total de 83 millones de reales. Casa Daros Latinoamérica es una plataforma para las artes y la cultura y un punto de encuentro entre Río de Janeiro, Brasil, América Latina y el resto del mundo cuya misión es preservar y estudiar el arte de nuestro tiempo.