La exposición "Abstracción, mundo y significado" de Esteban Lisa artista que nació en Toledo, España, en 1895, y que murió en Buenos Aires, en 1983- se exhibe en estos días en el Museo de al Universidad de Tres de Febrero (Muntref), ubicado en la bonaerense localidad de Caseros. El curador de la muestra, el coleccionista y ensayista Mario Gradowczyk, contribuyó en gran medida al reconocimiento de Lisa, quien trabajo en el más absoluto silencio, ajeno al ruido y las voces de su tiempo. Ahora, el público amplio de la Provincia de Buenos Aires puede conocer a un artista cuyo nombre trascendió recién después de su muerte y aproximarse a una obra que durante décadas permaneció alejada de los circuitos de consagración nacionales e internacionales, donde hoy despierta el mayor interés.
Son muchas las exhibiciones dedicadas a Lisa que en la Argentina y el exterior se han realizado a partir del año 1988, cuando algunos de sus discípulos presentaron su obra en el Museo Sivori, pero la gracia de esta muestra reside en el sabio montaje de Mario Gradowczyk, que con indudable
maestría dispuso las obras en grupos armónicos que se comunican fluidamente entre sí.
A partir de las diversas etapas de la carrera del artista, en las salas del museo, las pinturas aparecen reunidas por familias, por el parentesco de las formas, los colores, las composiciones e, incluso, también, por los diversos
materiales, papeles y cartones que le agregan cualidades sensibles a las obras. La primera etapa se inicia bajo la influencia del cubismo. Le sigue un período informalista y luego, las distintas series donde se acentúan el lirismo de las abstracciones y una alegre connotación musical.
En el texto del catálogo, José Emilio Burucúa destaca que dada la cantidad de obras expuestas (140) ­que se exhiben gracias a la colaboración de la fundación Esteban Lisa-, es posible analizar "la aparición y reparación de elementos plásticos reconocibles en la geometría pictórica". Así, un
universo de esferas, triángulos, rombos, romboides, rectángulos, óvalos y círculos, pueblas las pinturas donde a partir de 1941 comienzan a aparecer pinceladas rítmicas cargadas de materia.
Por su parte, Gradowczyk arriba a conclusiones sobre los propósitos de Lisa y, a la vez, se cuestiona: "¿No sería acaso oportuno visualizar el corpus integral de su obra como un gigantesco diario, que resultaría ser el vehículo más apto a donde dejar registrados esos estados con sus alegrías,
sus sufrimientos, sus cambios de humor, pero que responde a un único propósito estético? Y un diario personal de tamaña magnitud, donde a cada período estilístico le corresponde un nuevo capítulo de su inquebrantable saga, sólo puede darse a conocer cuando se termina la última anotación. Esta sería una primera justificación del porqué el maestro nunca diera a conocer su obra al público".
De acuerdo con el curador, el extenso friso que conforman las obras de breve formato de Lisa, con sus ritmos rapsódicos, las grafías particularmente reconocibles, el modo enérgico de arrastrar el óleo por la superficie de los cartones y papeles, debería ser visto como una unidad, y cada obra como un
fragmento del todo, como una pequeña parte del relato. Y este es el concepto que rige esta muestra.
A pesar de su aislamiento, Lisa tuvo discípulos en una escuela que fundó guiado por los principios de Kant, Einstein y Picasso. El Muntref, como museo universitario subraya su labor docente, y confirma una vez más el espacio que hoy ocupa en la historia del arte abstracto latinoamericano.
Nota publicada en la revista Arte al Día International Nro. 129

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Hasta el 11 de diciembre
MUNTREF, Valentín Gómez 4828/38, Caseros , Buenos Aires