Nota publicada online
A los 92 años, murió el gran artista argentino León Ferrari. Una trayectoria artística internacional con una producción que atraviesa el tiempo, resignificándose en diferentes instancias de denuncia social.
"Ignoro el valor de esas piezas. Lo único que le pido al arte es que me ayude a decir lo que pienso con la mayor claridad posible, a inventar los signos plásticos y críticos que me permitan condenar la barbarie de Occidente; es posible que alguien me demuestre que esto no es arte; no tendría ningún problema, no cambiaría de camino, me limitaría a cambiarle de nombre: tacharía arte y lo llamaría política o cualquier cosa". León F.
Admirador de Antonio Berni, León Ferrari escribió el 24 de enero de 1964 en sus cuadernos: "Berni es formidable, los dos Juanito Laguna de 1961 y las dos Ramona Montiel son fuertísimos, muy bien hechos. Después de verlos hay que sacarse el sombrero y degollarse. Es de lejos el más genial de los artistas plásticos". La obra política y social -y no menos crítica- de León Ferrari, trabaja con la transformación de la imagen; la imagen y la palabra.
Ferrari, artista argentino de visibilidad y reconocimiento mundial, nació en Buenos Aires el 3 de septiembre de 1920, y falleció hoy, 25 de julio de 2013, también en Buenos Aires. Su obra involucra el desprecio al ícono y a la idolatría, la denuncia a la corrupción y violación a los derechos humanos, la crítica a los sistemas de poder que dominan y marginan; y, como son tópicos persistentes, las obras de Ferrari se releen todos los días, a través del tiempo, en lo que pareciera un eterno redescubrirse.
León Ferrari era hijo del italiano Augusto Ferrari, y de Susana Celia del Pardo. Junto a su padre, León construyó y decoró varias iglesias en Córdoba y Buenos Aires. Realizó estudios formales como ingeniero pero no como artista. Vivió en Argentina, se fue a Italia, volvió, se exilió, y volvió nuevamente. Su legado está en gran cantidad de obra, documentos y también en la memoria colectiva, con el Cristo de La civilización Occidental y Cristiana, las protestas por su muestra de 2000 Infiernos e idolatrías, la retrospectiva de 2004 en el CCR curada por Andrea Giunta, el León de Oro de Venecia que le fue otorgado en 2007, su exhibición en el MoMA de 2009 y en el Reina Sofía al año siguiente, el Premio Konex de Platino, y demás reconocimientos que certifican una obra universal, contemporánea y perturbadora. Para sacarse el sombrero y degollarse.
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