Nota publicada online

martes 20 de agosto, 2013
Entrevista con Juan Barros
por Melina Ruiz Natali
Entrevista con Juan Barros

Conversamos con el artista y coordinador de los grupos de arte terapia de la Fundación Dr. Enrique Rossi. Luego de un accidente en donde perdió casi la totalidad de la vista, se dedicó al arte como una manera de enfrentar la adversidad.

Veo que sacás fotos, pintás y hacés escultura en madera. ¿Qué es lo que decidís visualmente?

Obviamente me es muy difícil decidir a partir de lo que veo. Tengo un pequeño resto visual en el ojo izquierdo que me permite trabajar a partir del fragmento, es decir que nunca pienso desde la totalidad sino que avanzo desde una zona pequeña a la obra completa. De todas formas me vinculo con la luz y no con el color… Si bien trabajo colores, tomo de ellos su iluminación.

¿Qué importancia tiene el material con el que trabajás?

Desde que empecé a pintar uso el pastel tiza que lo elegí mientras aprendía a leer en Braille y tiene que ver con un entusiasmo del trabajo con las manos. Todas mis elecciones tienen que ver con encontrar la disponibilidad como para olvidarme de que no veo. Con respecto a la escultura en madera, no tallo ni utilizo clavos sino que corto y pego y en la unión de partes voy armando figuras.

Como una escultura collage, en donde el pequeño fragmento se expande a la totalidad.

Sí, igual no tengo ninguna explicación total de mis procesos. La pintura apareció en mí hace quince años cuando perdí la visión pero nunca antes había pensado en ser artista. 

En un testimonio de tu página web hablás de un milagro.

Yo perdí la vista porque de chico era muy miope y tenía las retinas muy débiles. Un día estaba en el jardín de casa hachando un pino y una rama se cayó en mi cara y me desgarró las retinas. El milagro fue no haber quedado ciego y también, por las circunstancias, haber tenido la posibilidad de cambiar mi actitud y desarrollar una nueva visión que me permite decir que hoy soy feliz. 

¿Cómo empezaste a pintar?

La posibilidad surgió mientras yo garabateaba en un pizarrón de la facultad mientras estudiaba psicología –había dejado abogacía porque con la pérdida de vision también se modificaron mis inquietudes vocacionales-. Una compañera que estudiaba Bellas Artes me llamó la atención y me recomendó trabajar con pasteles tiza.
Es curioso porque tengo obras anteriores a haber perdido la vista: De adolescente me tiraba en la cama a hacer dibujos porque soñaba con ser ilustrador de historietas pero me boicoteaba por mi miopía. Finalmente fue necesario que perdiera la visión casi por completo para que considerara el arte como un camino posible.

¿Cómo aparece el arte terapia?

En el 2008 Agustina Rossi, presidenta de la fundación del Centro de Diagnostico Enrique Rossi, llegó a mí por cómo el arte había cambiado mi vida y trajo el proyecto de crear los talleres de arte terapia.
Así empezó a llegar gente con los males de la actualidad: vínculos rotos, depresiones, crisis vocacionales… todo lo que hoy da vueltas.

¿Qué búsqueda proponés vos entre los alumnos del taller?
Mi propuesta es darle al otro libertad, motivación y contención. No pensar en términos de “puedo” o “no puedo” sino en “cómo puedo” y entender que la búsqueda está basada en animarse a crear y descubrir que el arte es sanador.

¿Por qué pensás que el arte tiene esa característica?

Porque somos magma. Dentro nuestro hay una gran vida que nos nutre y con la que tenemos que tener contacto y hacerla expresión. El arte invita a sentir y el taller es una manera de dejar soltar ese grito del arte.
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