Nota publicada online

martes 11 de marzo, 2014
Eduardo Rodríguez y Perla Benveniste
Protagonistas del cinetismo argentino
Costa Peuser, Marcela
por Marcela Costa Peuser
Eduardo Rodríguez y Perla Benveniste

En los últimos años el cinetismo recuperó su lugar en el mercado gracias a importantes exhibiciones, en nuestro país y en el exterior, que se han ocupado de este movimiento artístico que tuvo su apogeo en los años 60.

Sutiles, luminosas, hipnóticas y esencialmente lúdicas, las obras de Eduardo Rodríguez (1934) y Perla Benveniste ( 1942) que se exhiben hasta el miércoles 12 de marzo en la galería Schlifka Molina, trasmiten el clima experimental de una época.

Hacia fines de los 60 y mientras crecía el interés por el cinetismo en    el arte argentino, estos dos jóvenes artistas se interesaron por el estudio del movimiento cinético y por los fenómenos de la percepción.

Esta corriente, que se basa en la estética del movimiento, comienza a desarrollarse después de la Primera Guerra Mundial y adquiere mayor fuerza a partir de los años cincuenta cuando se investiga con mayor precisión el factor cinético de la visión en la creación plástica. Para lograrlo, los artistas eligen tres caminos diferentes: La ilusión de un movimiento virtual que realmente no existe producido por la impresión óptica del espectador; la inducción al espectador de desplazarse en el espacio para que organice en su mente la lectura de una secuencia o la realización de movimientos de imágenes mediante motores u otras fuentes.

Tras las experiencias lúdicas que Julio Le Parc presentó en las salas del Instituto Torcuato Di Tella (ITDT), el Salón Nacional abrió en 1968 la sección “Investigaciones Visuales”, para incluir estos nuevos formatos de arte experimental. Rodríguez obtuvo el Gran Premio de Honor en 1970, donde Benveniste logró una Mención y un segundo premio, con cajas cinéticas y lumínicas, en el Museo de Arte Moderno, en la convocatoria Objetos útiles e inútiles con Acrílico Paolini. Ese fue el comienzo de una vida en común y de una prolífera etapa en la que el acrílico se destacó como material utilizado.

El creciente clima de censura y violencia política durante los ’70 influyó notablemente sobre la producción y la poética de ambos. Rodríguez produjo pintura geométrica que nunca mostró. Benveniste, por su lado, exploró técnicas de expresión corporal, fotografía, performance y pintura expresionista, para volver a interesarse después del 2001 en las investigaciones ópticas, el movimiento y la luz.

En la actual exposición, las tramas lumínicas en magenta y violeta de Rodríguez, las pequeñas mariposas de alas plateadas que insinúan un vuelo triunfal, las formas torneadas, transparentes y envolventes y las cajas cinéticas de luz y color invitan a un constante diálogo con el espectador.

En la sala contigua, las cajas de Benveniste sugieren sutiles y silenciosas danzas. La artista trabaja con materiales que le permiten efectos en permanente transformación: sus “Imagojuegos”, como ella los denomina, son espacios intervenidos por cintas torneadas, resortes, elásticos y esferas, todos ellos iluminados por una luz negra que crea efectos visuales tridimensionales.

La muestra es una cita imperdible para conocer la fascinante obra de dos protagonistas del cinetismo argentino; una obra que habla por sí misma y reclama su verdadero lugar en el mundo.

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