Nota publicada online
El lunes 26 de junio la Ciudad de Buenos Aires nombrará Ciudadano Ilustre a Edmund Valladares en el Salón Dorado del Palacio Legislativo donde también estará expuesta su serie Maestros Latinoamericanos.
Pintor, escultor, cineasta, escritor y por sobre todo un alma curiosa, Edmund Valladares es un artista completo, ciudadano del mundo y un aventurero obediente que aceptó lo que la vida y sus maestros le pusieron en el camino. Entró becado a la edad de 12 años a la Escuela Nacional de Bellas Artes donde tuvo grandes maestros: Héctor Cartier, reconocido retratista, creador de la cátedra Visión, propulsor de la mirada gestáltica y renovador de la percepción; mas tarde, a Antonio Berni, a Alfredo Bigatti y a Lino Spillimbergo del que fue asistente por 14 años. Ellos además le trasmitieron el entusiasmo y la pasión por la enseñanza. La apertura mental la tomó prestada de la publicidad ya que, muy joven y por concurso, entró a trabajar a Walter Thompson junto con Rómulo Macció. Como publicista viajó y recorrió Centroamérica y desde allí, becado por el gobierno venezolano, llegó a París a estudiar en la Escuela de Integración Lumiére donde trabajó como asistente de encuadre de Luis Buñuel. El cine le permitió una gran libertad como artista.
“La disciplina es fundamental en esta libertad del arte” sostiene Valladares, hoy maestro. La disciplina la aprendió de su madre, “una vasca exigente”, quien fue rectora en la Universidad de Letras hasta que se fueron a vivir a Huinca Renancó, una pequeña ciudad en la provincia de Córdoba, pegada a La Pampa. “Soy un artista temático”, afirma, “frente al tema elijo la herramienta: puede ser la pintura, un poema o un largometraje”. Pampa seca una de sus series pictóricas mas valoradas dentro del “clasicismo argentino”, es un ejemplo de ello. La idea nació a partir de su visita –veinte años mas tarde de su partida- a este pueblo de su infancia que de 40.000 habitantes pasó a tener sólo 4.000 por la desaparición del ferrocarril. A partir de este impacto y de una técnica aprendida de Saura y creada por Max Ernst, en Europa, nacen estos collages en los que la arcilla, yuyos y cartones sellados por el fuego y luego pintados al óleo retratan el desgarro de una patria. Mas tarde nacería el libro “El sol en botellitas” que se convertiría en un largometraje interpretado por Cipe Lincovsky y que, a pesar de haber obtenido un premio en Inglaterra, nunca se estrenó en Argentina.
El boxeo también es uno de sus temas recurrentes: “habla de la cruda realidad que viven los muchachos del interior de nuestro país; de la soledad, de la nostalgia, en definitiva, de nuestra identidad”. Proyectando Nosotros los monos -su primer largometraje-, en el Pompidou de París, provocó la reacción de otro argentino cercano al boxeo: Julio Cortázar. Este primer desencuentro fue el comienzo de una gran amistad que luego quedaría encarnada en la pieza escultórica Torito en el Rincón de Cortázar, un monumento realizado en el marco del homenaje al autor de Rayuela y que estuvo emplazado frente al Museo de Bellas Artes de Buenos Aires, en 1995.
Valladares es expresionista porque el expresionismo es viseral. Es una apasionado que, a sus 85 años, lidera un grupo que esta montando un Centro de Investigaciones del Expresionismo donde convergen distintas disciplinas. “En un momento las distintas disciplinas se integran y te integran como artista”. Buenos Aires es la ciudad que lo hace feliz; hoy esta ciudad lo distingue como su Ciudadano Ilustre. Una distinción que lo completa.
Lunes 26 de junio a las 18 hs.
Salón Dorado del Palacio Legislativo
Perú 160, CABA