Curada por Youngsil Sohn, la exhibición nos permite conocer este grupo de artistas Sub 30 surgidos después del año 2.000. Estos realizadores, herederos de Nam June Paik -el primero en utilizar el video como soporte artístico-, crean nuevas relaciones y contextos, utilizando novedosos recursos como la interactividad, para cambiar las formas pre establecidas del arte.

Como afirma la curadora de la exhibición, en la Corea actual conviven los opuestos: lo tradicional y lo moderno; lo virtual y lo real; la alta y la baja tecnología. Ecos simultáneos investiga las tensiones derivadas entre las relaciones enfrentadas del arte moderno coreano y el media art, entre la sociedad y el individuo, entre el arte y la vida, la tecnología y el arte. Estas relaciones, dentro de la sociedad coreana son terrenos cambiantes en donde la política, la religión y las entidades culturales se regeneran continuamente. Estos cambios de perspectiva generan ecos simultáneos que construyen una nueva realidad enriquecida por la creatividad y la imaginación.

Hay obras que proponen una vuelta a la esencia, remitiendo a discursos de la historia y a la memoria colectiva como el trabajo “Set” de Mioon que pone en evidencia como los recuerdos se entrelazan unos con otros. El espectador entra a una sala oscura donde, alrededor de un ring de box, pueden escucharse las voces del público. Así es como la bandera americana "Star Pattern Shirt" de Kyungwoo Han, se construye y se desconstruye a partir de elementos inverosímiles.

Otra de las inquietudes tiene que ver con el paisaje urbano y la intimidad.  A modo de un video juego, se levantan edificios indiscriminadamente, cambiando radicalmente la fisonomía de un lugar y la vida de sus habitantes.

Finalmente otro grupo de artistas nos propone una manera diferente de percibir  el mundo. En la obra “Baum” de Biho Ryu, la imagen de un árbol artificial nos subyuga al tiempo que se deshoja sumergiéndonos en una experiencia sensorial de la que no queremos escapar. O la Gioconda de Leeman Lee que es bombardeada por rosas y fuego y cuya enigmática sonrisa deja paso a un paisaje desvastado.

Ecos simultáneos del mundo que nos toca vivir.

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