Nota publicada online
El artista exhibe en Otto Galería y en el Museo del Bicentenario dos series de fotografías, Porteños y Arquitectura peronista, que agregan formas al caleidoscopio de la ciudad que viene armando desde hace años.
En el final de este verano porteño que se extiende más allá de cualquier límite calendario y amenaza con ser interminable, se han agregado dos nuevos capítulos a la larga relación de Claudio Larrea con la ciudad de Buenos Aires. El fotógrafo dejó la Argentina en 2001 para vivir en Barcelona, regresó en 2010, y desde 2018 divide su tiempo entre ambas ciudades. Desde su vuelta hace 12 años, Buenos Aires -su arquitectura, su gente, su historia y su presente- se convirtió en el objeto casi excluyente de su mirada, de la que nacieron varias series y distintas exposiciones colectivas, como "10 miradas sobre Buenos Aires" (Jorge Mara - La Ruche, 2017), e individuales, como "El amante de Buenos Aires" (Centro Cultural Recoleta, 2014) y "República de Waires" (Galería Leku, 2016) que luego se extendió y dio lugar a un bello libro con el mismo nombre editado a fin del año pasado por Arte x Arte - Fundación Alfonso y Luz Castillo.
Ahora, con dos exhibiciones por azar simultáneas, "Porteños" en Otto Galería y "Arquitectura Peronista" en el Museo del Bicentenario, Larrea vuelve a mostrar su fascinación por todo lo que hace de Buenos Aires la ciudad que fue y la que es, algo que está presente y es clave -esas capas temporales, ese correr de los años y lo que produce- en toda su obra. También un poco por azar, y más allá de la voluntad del artista, los años que inexorablemente transcurren y lo transforman todo son protagonistas en "Arquitectura peronista" no solo por las fotos de grandes edificios levantados en la ciudad durante los dos primeros gobiernos de Juan Domingo Perón (1946-1955) sino también porque esas fotos se exhiben en el Museo del Bicentenario, inaugurado seis décadas después por otro gobierno peronista -el octavo, segundo de Cristina Ferrnández de Kirchner- en 2011, con una arquitectura modernísima en la que sobreviven las ruinas de lo que fue el Fuerte de Buenos Aires a principios del siglo XVIII y la Aduana Taylor. La exposición de Larrea, inaugurada en este noveno gobierno peronista, reúne en un punto casi 200 años de historia de Buenos Aires y de la Argentina con toda su capacidad de transformación y su dificultad para el cambio.
El enorme espacio expositivo del museo implicaba un desafío que se resolvió muy bien con dispositivos colgantes e información de cada fotografía en el piso. Son 27 fotos, casi todas en blanco y negro, que registran construcciones como la sede de la CGT en la calle Azopardo (1950), la Fundación Eva Perón (1951) donde hoy funciona la Facultad de Ingeniería de la UBA, lo que quedaba en 2013 -fecha de la toma- del Velódromo de Palermo (1954), la Ciudad Infantil del Servicio Nacional de Rehabilitación (1949) y la República de los Niños (Gonnet, 1951). La mirada de Larrea en esos registros se inspiró en los fotógrafos alemanes de la llamada “Nueva Objetividad” (Candida Höfer, Thomas Ruff y Andreas Gursky) quienes, en palabras del artista, registraron espacios públicos vacíos, adjudicándoles un análisis de su relación con el ser humano, su dimensión social.
En un texto de presentación de la muestra, Daniel Santoro, artista que recreó en su pintura la iconografía del peronismo, señala que Larrea “encuentra en cada una de sus imágenes el punto de fuga exacto por donde circulan los recuerdos, estos verdaderos hallazgos visuales se nos brindan a cambio de permanecer en ese lugar de frontalidad al cual la escena nos invita, y a la vez dejarnos llevar a la confortable velocidad en que las cosas pasan frente a nosotros, es como un desfile de viejos conocidos que por primera vez miramos a los ojos”.
En la otra exposición, “Porteños”, el texto que presenta las fotografías es de dos intelectuales muy críticos del peronismo, Juan José Sebreli y Marcelo Gioffré. “¿De qué nos hablan estas escenas sino de un desnivel de escalas? -se preguntan los autores- ¿De qué nos hablan sino de la asimetría entre el hombre y su entorno? Buenos Aires, una ciudad caminable, amoldada al pie humano, es el sitio donde ese hombre se siente cómodo. En las fotos de Larrea hay una exaltación secreta del individuo: es a la vez un asterisco y la terminal nerviosa por donde cruza lo significativo, lo considerable”.
Es que "Porteños" puede verse como una antítesis de la muestra anterior. No se muestran aquí espacios en su dimensión social, sino personas en el espacio urbano, a veces perdidas en él, a veces en armonía con él, a veces apropiándoselo.
Son 35 retratos que Larrea hace con mirada fraternal a quienes habitan la ciudad que él ama. Retratos en los que asoman el humor y la ironía, la ternura y la rebeldía, la sorpresa y el contraste. Cierta severidad de la arquitectura no puede faltar en las fotos de Larrea: en algunas imágenes los habitantes parecen tragados por Buenos Aires, casi elementos -ellos mismos- de su arquitectura, hombrecitos y mujercitas que el ojo tarda en descubrir en una terraza o un rincón cualquiera de la inmensidad del paisaje urbano.
"Porteños". Otto Galería, Paraná 1158, martes a viernes de 15 a 19. Gratis.
“Arquitectura peronista”. Museo del Bicentenario, Paseo Colón 100. Viernes, sábados y domingos de 10 a 17,30. Gratis.