Nota publicada online

viernes 27 de febrero, 2009
Discontinuos
Una original propuesta en el Centro Cultural Recoleta
Discontinuos

Esta muestra permite ver obras de reconocidos artistas como Maggie de Koenigsberg, Dany Barreto, Juan Batalla, Carlos Bissolino, Marcelo Bordese, Pablo de Monte, Duilio Pierri y Eduardo Stupia que por alguna razón no fueron expuestas al público antes

“No me representa”, “Me parece muy conflictiva”, “Son cinco obras y sólo cuatro me gustan”, “Están en el terreno de lo privado”. Éstas son sólo algunas de las razones por las que un grupo de artistas hoy reunidos en una muestra en la sala 6 del Centro Cultural Recoleta mantuvieron ocultas ciertas obras que hoy se exhiben en conjunto, rescatadas de una suerte de exilio propiciado por sus propios progenitores, las curadurías tradicionales, la crítica o el mercado.
“La idea de este proyecto surge durante inauguraciones, en el momento del reencuentro entre colegas amigos
En varias ocasiones se retomó la misma conversación hasta que se decidió formalizar una reunión para analizar específicamente como operaba el concepto de “discontinuidad” alrededor de los trabajos de cada uno”, comenta la curadora Mindy Lahitte.
A partir de ese proceso, los artistas Maggie de Koenigsberg, Dany Barreto, Juan Batalla, Carlos Bissolino, Marcelo Bordese, Pablo de Monte, Duilio Pierri y Eduardo Stupia, “dotados de una trayectoria de taller y con una determinada edad artística”, tras realizar una tarea de “arqueología privada” se reencontraron con ciertos ejemplares de su producción artística que por algún motivo habían quedado arrumbados en sus lugares de trabajo.
Se trata de trabajos que “ocupan un lugar en el taller y en la memoria de sus autores”, explica la curadora, “y a partir del reencuentro con esas obras, tras el ejercicio de desempolvarlas, sucedió que los primeros pensamientos al abordar el discontinuo, poco tenía que ver con lo que sentían ahora que volvían a mirarlas bajo la lupa de la distancia”.
Más allá de las reflexiones que provocaron en los artistas, y recobradas del aislamiento, las obras expuestas, con el aliciente de que fueron “discontinuadas”, provocan un doble juego en el espectador: por un lado, el acto espontáneo de interpretar la obra que se mira por primera vez, y por otro, el de descubrir por qué razón fue dejada de lado, adentrándose en la biografía de cada trabajo o serie en exposición.
En este contexto, la peculiar y curiosa pieza titulada Sonidos de Carlos Bissolino, se aparta completamente de las visiones de paisajes imaginarios recientes que el espectador puede asociar con el artista. “Mi producción aún bajo la forma de realizar series genera discontinuos: obras que se alejan del cuerpo de obras y permanecen en su autonomía”, explica el artista en el catálogo de la muestra. Y agrega que “otras veces algunas de estas obras discontinuadas fueron cabeza de serie de proyectos que se extendieron en el tiempo. El discontinuo es un precursor, es mi vanguardia personal”.
Para Maggie de Koenisgsberg, el concepto de discontinuidad se relaciona con la idea de búsqueda y experimentación. Sus obras “son como puentes entre distintas épocas, trabajos que fueron desarrollando ideas, imágenes, formas y pinceladas”. En esta línea, su trabajo Entre orugas y franjas invita a descubrir y adivinar ciertas formas antecesoras de las criaturas que luego habitan sus obras.
Así como en algunos artistas el concepto de discontinuidad aparece ligado a una determinada obra, en el caso de otros, resulta aplicable a toda una serie o un conjunto trabajos.
En el caso de Marcelo Bordese, la serie María de Magdala, elaborada a partir de un antiguo tratado de ginecología, en su momento podía ser fuerte o conflictiva para exhibir, pero hoy resultan una exploración del artista, una especie de metamorfosis en la que el cuerpo es expuesto como materia en imágenes que el visitante puede emparentar sin horrorizarse con el imaginario de directores como Cronenberg o Greenaway.
Vinculados a la experiencia personal con su propio cuerpo, los trabajos de Juan Batalla evocan “la pesadez”. “Frágiles a la vez, se tornaron discontinuos porque al irse desarrollando se revelaron casi como un estorbo en mi taller”, comenta el artista. Sin embargo “en estos trabajos emergen símbolos que son parte de una metafísica propia y que hasta aquí debo rastrear para reconocer su surgimiento”, concluye Batalla.
Profundamente conectadas a su situación personal, las obras que presenta Pablo de Monte son reconocibles por su técnica y lenguaje, como parte de su producción artística. Sin embargo, los tres retratos de grandes dimensiones que evocan a tres enigmáticas figuras femeninas nunca fueron mostrados al público. ¿Son aquellas mujeres con las cuales no se completó el recorrido?, se pregunta el artista. “Las motivaciones de esas interrupciones son difíciles de determinar, no se pueden expresar con palabras. De esta imposibilidad surge la necesidad de concentrarlas en una imagen que me acerque en forma intuitiva al porqué de aquello que no pudo continuar”, explica el artista.
Para Dany Barreto, su participación en esta muestra consiste en exhibir un trabajo que hace con mucha frecuencia: “tomo fotos para libros, para documentación, para inspiración de otras obras, para mostrarlas en Internet, pero pocas veces para una sala de exposición. Mi discontinuidad es la forma intermitente de mostrar este trabajo en comparación con lo que exhibo como mi producción artística.

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Mas info
Hasta el 8 de marzo
Centro Cultural Recoleta – Sala 6
Junín 1930 – Ciudad Autónoma de Buenos Aires
Lunes a viernes de 14 a 21 hs.
Sábados, domingos y feriados, de 10 a 21

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