La exquisita muestra que tuvimos oportunidad de visitar, reúne más de 100 trabajos de la artista conocida tanto por las propuestas performáticas como por su relación con las prácticas domésticas tradicionales, particularmente los textiles y la cuestión de género. Lamentablemente, tiene compromiso de vuelta a Italia.

Con impecable montaje, las delicadas piezas  se despliegan en una sala del embllemático edificio, invitando a la intrspección.

Telares, Cuentos de hadas cocidos, Los libros cocidos y Geografías reconstruyen una biografía compleja y fascinante mostrando como la urdimbre se convirtió para la artista en una forma de entender la realidad. La trama de las obras expuestas, su apariencia no terminada, testifica una trayectoria artística que supo interceptar magistralmente los movimientos y fenómenos del siglo pasado. Cocer su obra es para la artista metáfora de una existencia dedicada a encontrar en el arte una posibilidad de relación entre el sí interior y el mundo externo en un diario del alma que de privado se convierte a público, sin perder nunca su calidad intrínsecamente poética.

En el curso de su carrera Lai, cuyo centenario se cumplió en el 2019, toma numerosas veces como escena el micro-cosmos de Ulassai, su pueblo de origen en Cerdeña, y sus peculiaridades territoriales a través de una búsqueda que, desde lo local, hizo y sigue haciendo su arte universal hasta el día de hoy.

En 1981, la artista invitó a sus vecinos a trabajar juntos para crear una obra colectiva a gran escala que volviera a unir los vínculos interpersonales y los inconscientes y ancestrales entre el tejido urbano y el territorio circundante.  Durante esta acción comunitaria,Legarsi alla montagna,inspirada en una antigua leyenda local, Lai con la ayuda de los habitantes del pueblo, ató todas las puertas, calles y casas con unos 27 kilómetros de cintas de tela celeste. La operación material duró tres días: el primer día que se cortaron las telas, el segundo día que se distribuyeron y el tercer día que se ataron. La iniciativa fue aceptada después de que se estableciera un código que indicara claramente las relaciones entre los vecinos. Un nudo entre las casas significaba amistad, la ausencia de un nudo, rivalidad, y si se agregaba un pan, amor. La cinta que atravesaba todo el pueblo fue llevada por tres escaladores hasta el Monte Tisiddu donde culminó la acción. Pueblo y montaña quedaron atados.

La acción registrada en un vídeo por el director Tonino Casula así como algunas fotografías del fotógrafo Piero Berengo Gardin que luego fueron retocadas con un rotulador azul, se exponen también en MUNTREF.

"Los diarios del alma" es un proyecto del MAXXI-Museo Nazionale delle Arti del XXI Secolo de Roma, Italia, en asociación con la Untref y fue realizado con el patrocinio de la Dirección General para la Creatividad Contemporánea del Ministerio del Patrimonio y de las Actividades Culturales y del Turismo en el ámbito del programa del Consejo de Ministros Italiano (7ma edición, 2019).

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