La instalación lumínico sonora que Diana Randazzo presenta en la Sala 23 del Centro Cultural Borges se llama "Despertar" y aquella referencia es interpretable desde que se ingresa a la sala. En el ambiente (casi) por completo oscurecido, cuelga una esfera conformada a su vez por pequeñas esferas acrílicas que levitan acompañadas por un sonido de cuencos tibetanos. Al mismo tiempo, una luz se proyecta sobre aquella burbuja que se refleja en un fondo espejado y entonces van surgiendo juegos de imágenes entre aquella forma flotante, el espejo, y la luz que bien puede funcionar como una referencia a la Alegoría de la Caverna de Platón. La intensidad lumínica incrementa y disminuye su potencia al igual que los sonidos del cuenco metálico. Sin duda la experiencia apunta a la alteración sensorial. 
Marcela Romer, en el texto de la instalación, escribe acerca de la filosofía budista, la iluminación y el Satori como un despertar de la conciencia. Pensando rápidamente (imposible dentro del budismo), todo esto busca una armonía en el espectador en tanto cuerpo y espíritu. 
La instalación de Diana Randazzo puede ser un recreo silencioso, un instante de equilibrio e introspección en medio de las calles del centro porteño.

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