Las obras de Tapia Vera nos muestran una visión diferente a la iconografía tradicional, sus paisajes distan de la representación romántica y bucólica, y presentan un clima inquietante, por momentos melancólico y dramático. En todas ellas encontramos una tensión entre el poder de la naturaleza y el poder del hombre. La omnipotencia de la naturaleza se hace sentir por medio de las mareas que invaden el paisaje y lo llenan de camalotes que traban el paso por la costa, rodean casas y árboles; la vegetación invade los espacios habitables...y el hombre, a su vez, le hace sentir su poder por medio de la contaminación y los cambios que produce en el medio ambiente. Reconocemos el estilo de Tapia Vera estampado en el asunto que cruza toda su obra: la vivencia de lo cotidiano; es por ello que para esta serie la vida de la isla se refleja en imágenes de la mujer canoera, la típica casa isleña sobre palafitos rodeada de árboles y vegetación, los juncales y la flora y fauna autóctona.

Las obras de Inés tienen una conexión emocional con el tema. En esta muestra encontramos su visión del Delta y sus habitantes representada desde el oficio, el saber hacer y toda una vida dedicada al arte.