Nota publicada online
Intensas, expresivas y de una potencia sin concesiones, la muestra, pensada y curada por Leila Driben - santafecina radicada en México-, presenta la producción de tres fotógrafos contemporáneos que retratan la idiosincrasia de un pueblo marcado por el drama.
En la planta baja de la Fundación arte x arte nos reciben los retratos en blanco y negro de Rodrigo Sánchez. Aires de México es el título de esta serie en la que en cada fotografía el artista cuenta una historia. Con la mirada fija en el espectador, desde el fondo oscuro de una imagen, cuatro hombres desnudan su alma. Distintas edades, probablemente distintas historias, pero algo en común: la mirada de desolación. Al lado, varios jóvenes con mirada desafiante casi enfrentan al visitante. Dos personajes comparten un cigarrillo de marihuana en las tinieblas de un bar. Mientras, en ese u en otro bar, dos jóvenes hacen sonar sus instrumentos musicales –reales o imaginarios- pero con la misma pasión. El retrato del compadrito de camisa oscura y saco claro con un pañuelo a modo de flor en el ojal con su media sonrisa sobradora y junto a éste, el retrato del paisano, de piel ajada, mirando tímidamente y casi sin comprender. Contrastes absolutos, blanco y negro, México captado por la cámara de un hechicero.
En el segundo piso de la Fundación, las obras de Yael Martínez se caracterizan por un particular uso del color que, las dota de un elocuente dramatismo al mismo tiempo que provocan cierta distancia al convertirse en imágenes algo artificiales. En la serie La Casa que sangra, el artista habla del secuestro de tres integrantes de su familia. Escenas cotidianas cruzadas por la tragedia con la que conviven. Recostado sobre el cuerpo de su mujer que mira a cámara con una tristeza infinita. El mismo, cubierto de tierra, representando a su cuñado desaparecido. Una silla vacía y la sombra de quien se acaba de levantar y ya no está. Son imágenes que trasmiten una sensación de total abandono y fragilidad. De una sociedad vencida por la impotencia.
En el tercer piso, José Luis Cuevas, considerado uno de los mejores retratistas mexicanos, presenta su serie Nueva Era que remite a las creencias religiosas. Su cámara inmortaliza ceremonias y protagonistas de religiones derivadas del cristianismo y atravesadas por rituales y profecías que conllevan la idea del apocalipsis y la renovación. La serie comienza con un paisaje quieto, envuelto en la bruma y misteriosamente aterrador. Si observamos se trata de un basural. Una imagen que sugiere el principio o el fin de algo. Hombres caídos en la tierra, en estado de trance. Detenidos en el tiempo, igual que el paisaje. Igual que la bruma.
Sánchez, Martínez y Cuevas tres artistas que retratan, con su impronta y con su lente el paisaje de desolación de una tierra prometida: su México natal.