Nota publicada online
La muestra fue milimétricamente concebida por la artista para Miranda Bosch, con un programa de computación ella diseña y dispone de cada obra pensando el espacio, no hay azar.
El título de la nueva exhibición de Cristina Schiavi está tomado de El eternauta de Héctor Oesterheld y Francisco Solano López, un libro con una enorme carga simbólica para la generación a la que ella pertenece, y que configura un reto para el que mira. El verbo “aparecer” viene asociado a lo que puede hacerse visible pero también su contracara: lo oculto y soterrado, en este caso Schiavi hace uso de estos recursos. Las piezas, algunas en el centro de las salas para ser recorridas y otras tomando el muro como pretexto para ampliarse, juegan con la arquitectura de un edificio de comienzos de siglo XX con techos interminables que favorecen la puesta en escena. Schiavi trabaja hace años con la tres dimensiones, se siente cómoda en el espacio en donde intercala la herencia geométrica de las vanguardias y elementos de diseño en una versión propia de esculturas objetuales y relieves. Su obra tiene una doble matriz, lo que parece funcional y decorativo termina en una gran signo de interrogación, además de intercalar adrede lo manual con lo industrial. El color, además de las forma en el espacio, es protagonista: Schiavi lo usa con elegancia, hay planos puros y semi-tonos que se combinan con soltura. Las frases pintadas a modo de gaffitis callejeros en las paredes también salen deEl Eternauta: “sentí un golpe”; me estremecí”, “no estalló” que en convivencia con las obras, son por lo menos, inquietantes y aspiran a movilizarnos.
Schiavi tiene formación en diseño de objetos, formó parte de las primeras camadas que hicieron clínica de obra con Pablo Suárez en los ‘80s y de los artistas que exhibieron en el Centro Cultural Rojas en los ’90 con la curaduría de Gumier Maier. Es un referente de esta generación junto a nombres como Burgos, Avello y Centurión, y sus obras forman parte de las principales colecciones del país.
La muestra fue milimétricamente concebida por la artista para este lugar, con un programa de computación ella diseña y dispone de cada obra pensando el espacio, no hay azar. La galerista eligió exponer los bocetos presentados en una salita en donde también se muestra una maqueta, en realidad la contra-cara de las obras. Los planos en dos dimensiones son estéticamente tan atractivos como disrruptivas las obras en el espacio. Acompaña la muestra una publicación titulada “Extra Schiavi” con los bocetos dibujados con un software digital y dos fotos blanco y negro de obras que integran la colección del Malba: Pettoruti y Tarsila, dos artistas históricos que también aparecen de forma extraña en sus obras, citando a la autora.
Hasta el 6 de mayo de 2016