Nota publicada online
Conurbaense en Galería Pasaje 17 es una exposición que reúne obras de Lukas Alienígena, Luc Mogni y Luna Sudaca con curaduría de Evelyn Sol Márquez que se propone rescatar aspectos de la identidad de quienes habitan los barrios de Conurbano.
Conurbaense es un gentilicio específico que alude a los habitantes de las localidades que rodean a la Ciudad de Buenos Aires y un aviso de prescripción del más abarcador de bonaerense. Es paralelamente, un neologismo que trasluce la clara intención de señalar un complejo identitario y una demanda de reconocimiento.
Al apoyarse con énfasis en el Conurbano –una gran metrópoli en sí misma- la propuesta curatorial planteada por Evelyn Sol Márquez interroga acerca de aspectos que podrían considerarse un tanto soslayados como son los condicionamientos generados por las diferentes geografías en la producción de obras de arte, la conservación de marcas de origen en los artistas y las formas de persistencia de los imaginarios barriales en el contexto de un mundo que se considera más globalizado y bajo la sombra de una estandarización creciente.
Dentro de las tantas líneas posibles de definición de este territorio, dos suelen concurrir con cierta asiduidad y son el de su vasta diversidad y la de ser una escenografía donde se proyectan temores y fantasmas. La primera está relacionada con sus rasgos demográficos, la confluencia de múltiples corrientes migratorias y la constante recombinación de aportes estéticos y culturales. En cuanto a la segunda, reporta una construcción histórica que anuda la mirada ejercida desde la ciudad, a partir de aquella fatalista decimonónica del desierto y la barbarie, hasta la actual del incesante patrullaje mediático que no deja de extraer un plusvalor de sus conflictividades.
La exposición, por consiguiente, es un intento de recorte y aproximación a la inobjetable y contradictoria riqueza de semejante universo, donde lo particular de las poéticas y las técnicas de estos artistas se conectan entre sí y establecen perfiles complementarios de rescate de sentidos.
En las dos plantas de la galería se encuentran las sustanciales y risueñas viñetas de Lug Mogni, quien resalta a través del humor y un colorido al límite entre lo estridente y lo contenido de sus pinturas e instalaciones los episodios y peripecias inauditas de la vida urbana. En contraste, Luna Sudaca trafica en sus oscuras telas sintéticas retazos de vidas filosas con trazos difusos y fluorescentes; escenas que dan cuenta de una cofradía hermanada por la nocturnidad clandestina. Lukas Alienígena apela al esgrafiado, técnica poco frecuente de ver, por cierto, para notificar desde la mesura y la monocromía, las ingeniosas e irreverentes resoluciones arquitectónicas que pueden observarse al transitar las calles de los barrios.
Atenerse a una noción de territorio está claro que no es algo limitado a la consideración de la cuestión espacial. El Conurbano es una geografía cuyo mapa ha tenido a lo largo de su constitución una conformación generosa y considerablemente plástica, mutable, donde se juegan también regímenes que exceden cualquier intento de diagramación. Hay allí circulaciones afectivas e intensidades que se encuentran disponibles para que medios, como pueden ser los de las artes visuales, se conviertan en soportes posibles de su despliegue.