Nota publicada online
"Comechiffones" de los artistas Chiachio y Giannone en Ruth Benzacar, con curaduría de Leandro Martínez Depietri. Hasta el sábado 21 de octubre.
El hogar, es el leitmotiv de esta muestra en Ruth Benzacar. Un hogar con patios, con vasijas y plantas; con preciosos gobelinos recuperados -serigrafiados y bordados- que funcionan como grandes ventanas que dejan entrar el color y, sobre todo con muchas historias de vida, incluso, una bisabuela Comechingona. Un lugar en el mundo mágico y sensible de Chiachio y Giannone que celebran, con esta exposición, veinte años de vivir y trabajar juntos.
El primer espacio funciona como un recibidor con una silla hamaca que invita a sentarse y contemplar el primer tapiz bordado con el retrato de ambos y el de sus tres perros salchicha y en el que cada puntada funciona como una pincelada. La pared está íntegramente tapizada por un patchwork sobre el que “cuelgan” mantelitos blancos bordados con distintos apodos con los que han llamado: Primeros artistas post-gay, Gemelos Monocigóticos Imaginarios, Guardianes de los Sagrado o, “las tías, como nos dice Mora, que cada vez que la invitamos a casa para mostrarle la obra, le preparamos un té y le hacemos cosas ricas” cuentan sonriendo.
Exhibidos en las paredes de la galería, sorprenden los gobelinos. “Esta serie se llama Catedral y viene de tres ejes,” describe Leo. “Uno es la memoria que teníamos acerca de una pintura de Yente que vimos en la casa de una amiga que amamos. Por otro lado, la Catedral de Rouen, que Monet pintó más de 30 veces. Esa obsesión de pintar el mismo lugar, en diferentes horas del día, el color, el tema de la luz y cómo relacionar o rever ese espacio. Y, por último, nosotros participamos de una residencia en Bourges, Francia; fueron tres meses viviendo a 20 metros de la Catedral de Bourges, una de las joyas del Arte Gótico. Todos los días se convirtió en nuestra visita obligada, no porque seamos religiosos, sino porque los vitrales a través de los que entra la luz en la Catedral son maravillosos. La serie intenta conservar esa memoria y recuperar viejos tapices. Así comenzó la serie,” cuenta Daniel. Y, es verdad, estos gobelinos intervenidos con serigrafía y bordado, funcionan como bellísimas ventanas memoriosas: los colores de la Catedral de Bourges, la idea de Monet de pintar una y otra vez el mismo lugar a distintas horas del día y la pintura Madí de Yente. “Hay algo del inconsciente colectivo nuestro y de la historia del arte argentino también en nuestro trabajo”.
En el centro de la sala, una serie de patios con piso damero “se apoltrona la pareja en sus tapices, rodeada de plantas en maceteros de columnas fálicas alla Brancusi, bordadas como vasijas apiladas con la geometría ornamental de diversas culturas americanas. La homenajeada ahí es una bisabuela comechingona, cuyo olvido encendió el deseo de buscar lo que queda e inventar lo que falta,” describe magistralmente el texto curatorial de Leandro Martínez Depietri, con quien trabajaron a lo largo de los casi tres años de producción que llevó la realización de esta muestra.
Para celebrar la exposición, la número 28 que hacen juntos, trabajaron en colaboración con un grupo de randeras tucumanas, las que en base a los títulos de las mismas y su tipografía bordaron estas randas.
Con el antecedente de una bisabuela Comechingona, Chiachio y Giannone son dos Chiffonniers o, ropavejeros del siglo XXI, continúan con sus prácticas, bordando y cosiendo, tanto telas como historias de vida para así compartir su lugar en el mundo.