Nota publicada online

viernes 22 de noviembre, 2024
Carmela Blanco
La creación en presente continuo
por Guadalupe Domínguez
Carmela Blanco

A tan solo unas cuadras del río, en Vicente López, la artista Carmela Blanco tiene su taller en el que convive su gran variedad de obras. La arrtista explora la capacidad de los objetos para comunicar belleza y transmitir historias pasadas, transformándolos en esculturas y ensamblajes. Desde Arte Online tuvimos la oportunidad de visitarla en su Open Studio.

Reutilizar y resignificar son dos verbos que pueden describir su producción artística. La obra de Carmela Blanco incluye materiales descartados y olvidados. Maderas, hierros, durmientes de tren, discos y objetos que recolecta de sus paseos a los que les da su propio rincón, su espacio. Sumando el uso y modelado de piezas en cerámica, su taller es una oda al trabajo con el cuerpo. Soldadoras, hornos y un sinfín de herramientas le permiten trabajar en sus obras el dinamismo con que ella ve el mundo.

“[Una obra se termina] cuando yo siento que no puede ser más linda” nos comparte Carmela Blanco. Tiene una conexión intuitiva con sus materiales; deja que ellos "le digan" cómo proceder. La creación se encuentra en presente continuo ya que trabaja en varias piezas a la vez, permitiéndole moverse de una a otra según su inspiración o el avance que logre. Prestando atención a la textura y el acabado de sus piezas –a partir del pulido y empleando cera y otros elementos para evitar que resulten ásperas–, Blanco mantiene una cualidad táctil y refinada que le permite a su obra ser accesible y amigable al contacto.

Sus obras demuestran una gran amplitud temática. Con fuerte inspiración en Joaquín Torres García –a quién nombra como su principal maestro creativo– y los artistas del Taller Sur, sus esculturas y cuadros bidimensionales con relieve combinan lo geométrico y lo figurativo con los colores del Río de la Plata. El mundo marítimo y la naturaleza son una de sus principales fuentes de inspiración. Los navíos, los peces y demás animales nos presentan a Blanco como una verdadera exploradora. Pero su curiosidad se extiende así también a la vida humana. Retratos, grupos conceptuales y figuras alegóricas nos hablan del interés de la artista de indagar en la complejidad de las relaciones y la psiquis de los individuos. Las pasiones –como el fútbol, que ocupa un lugar especial en su producción–, las emociones y los vínculos cobran fuerza y vitalidad a través de composiciones diversas. El taller de Carmela Blanco, así como su arte, es un mundo para disfrutar, contemplar y tocar.

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