Nota publicada online

viernes 9 de noviembre, 2018
Carlos Páez Vilaró
Un tributo de sus hijos del Tigre
por Arq. Gustavo Porta
Carlos Páez Vilaró

CPV- Tributo de sus hijos de Tigre, es una exposición homenaje que le rinden sus hijos de Tigre, Sebastián, Florencio y Alejandro a su padre, Carlos Páez Vilaró, con el objetivo de rememorar su obra pictórica y su singular impronta que supo desplegar como ser humano durante los años que vivió en Bengala, su casa de Tigre.

Carlos Páez Vilaró ha sido uno de los últimos hacedores del arte contemporáneo en todas sus facetas / pintor / escultor / escritor / cineasta / tatuador / instalador / músico  y partícipe de todo camino que lo llevara a nuevas búsquedas de sentido y significado de vida. Cada etapa tiene un porque y está relacionado a la idea de pertenencia del lugar donde vivía.

Lo tuvimos mucho tiempo entre nosotros, caminando las calles de Tigre en donde formó parte de su familia, y donde supo plantar su propio paisaje. Su Casapueblo es un edificio colgado de un peñón que mira al majestuoso mar, en Tigre Carlos armó un muro vegetal que protegió a su casa y atelier. En los dos casos el agua y el verde son la motivación del hacer.

Por eso… en ese hacer hay una etapa que considero clave que es lo que sucede en el año 1957 en su encuentro con Pablo Picasso, lo marca  personalmente  en su formación de artista que le servirá para desandar un largo y profuso camino en el mundo del Arte.

Es lo que plasma y vivencia en Bengala (su casa / taller de Tigre) en una de sus tantas etapas  de ida y vuelta entre su Uruguay amado y su Argentina querida.

Es en Tigre, la etapa de consolidar su nuevo taller, junto a su entrañable mujer Annette y la etapa del nacimiento de sus hijos argentinos. La etapa difícil de implantarse en un lugar que  en su momento no le dio el lugar que venía teniendo a nivel internacional, (quizás no se entendió la diferencia entre ser un artista popular y un artista de elite) ,  pero que siempre él se  consideró un embajador ad honorem de la Republica de Tigre (como  decía) en cualquier lugar del mundo.

Por eso  el sentido de esta muestra, mostrar sus bocetos como inicio de la búsqueda de sus futuras pinturas / el trabajo obsesivo en donde cual papel o soporte servía para desarrollar lo que vendría / sus ensayos en cerámicas y alfarería / la evolución de su música negra  / su Tigre… el  del Puerto de Frutos, con sus dársenas vitales las cuales   recorría buscando palmeras / plantas / frutos y madera.  Cuando todavía los lanchones llegaban de las islas  a vender y por sobre todo a mostrar a ese Páez Vilaro ( … pobre Vilaro era la muletilla que se autocalificaba el mismo ante cualquier tropezón) intimo, que me permitió entender ahora porque tuve la oportunidad de estar con el mucho tiempo.

Quizás para ayudarme  a poder reinventarme como persona junto a  ese artista en evolución continua.

Hablar de sus hijos que reúnen todos (los de aquí y los de allá) esa capacidad intacta de repensar y cuestionar  el  arte desde algún lugar cercano a lo vivido desde niños , es una redundancia .

Por eso, esta presentación es un homenaje al Carlos Páez Vilaro íntimo (como él quisiera) que le ofrecen  sus hijos argentinos / tigrenses en sus ADN …

Sebastián, talentoso artista donde el cobre / el repujado / el dibujo y la creación de objetos lo hacen diferente de la media normal. El trabajo y la obsesión por buscar como relacionar lo tecnológico con lo visceral del golpe de martillo marcan el mismo camino que transito su padre como artista de cuantía que es.

Florencio que a partir de su vocación por la investigación del diseño gráfico y su inquietud musical, ha comenzado a desarrollar su propio sello musical y ha re elaborado  temas originales de candombe de Carlos, los cuales siempre fueron motivo de su participación activa a las  llamadas de Montevideo.

Y Alejandro (Alito apodo al más grande físicamente  / chico  de todos   para los conocidos ) , con el mismo espíritu aventurero y solidario de su padre , recorrió gran parte de América Latina  en su motor home ayudando a comunidades en situación de vulnerabilidad con su trabajo físico y hoy esa experiencia le sirve para amalgamar y buscar propio camino en vocación por la gastronomía.

De alguna forma este es un tributo que Fundación 9,37 Sudestada quiere hacerle a un Páez Vilaro inspirador de acciones épicas (quizás como motivador  en el armado de esta Fundación), un Páez que motiva y motivo a muchos artistas  a salir del formato del bastidor y que nos permitió aceptar que hoy en día no existe el encasillamiento en el arte , podemos hacer todo sin ser cuestionados y juzgados por la diversidad de acciones.

Solo seremos cuestionados si no lo hacemos con pasión.

Hoy a Carlos lo acompañan en la Fundación 9,37 Sudestada, los golpes del repique del cincelado de Sebastián  / la música que viene del ayer al presente de Florencio  y los aromas de los caminos por descubrir de la mano de Alejandro...

Por mi parte , el agradecimiento a la vida que me permitió  recorrer un misterioso y fascinante  viaje junto al GRAN PEZ DORADO, que me ayudó a nadar en las aguas más profundas sin saber nadar…

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