Nota publicada online
Más de 18.000 personas visitaron la sexta edición de Buenos Aires Photo que se celebró del 28 al 31 de octubre. La notable afluencia de público y las buenas ventas, en una semana atípica, dan prueba del interés creciente que provoca la fotografía y confirma la solidez de esta práctica que año tras año consolida su lugar en el mercado del arte.
Una singular y sofisticada recreación de Las Meninas de Velásquez, con el sello de Nicola Costantino en el Espacio Ruth Benzacar; una serie de piezas históricas de Annemarie Heinrich, Anatole Saderman, Juan Di Sandro y otros integrantes de la Carpeta de los Diez, exhibidas en Vasari; una sucesión de líricos horizontes del océano pacífico del notable artista Hiroshi Sugimoto en el espacio Barcelona; las composiciones lúdicas de Florencia Temperley en Aldo De Sousa; o la azarosamente colorida biblioteca de un filólogo, de Alberto Goldenstein, en Zavaleta Lab fueron sólo algunas de las primeras imágenes que recibían a los visitantes, al dar los primeros pasos por la planta baja del Palais de Glace, durante la presentación de Buenos Aires Photo.
Y es que precisamente capturar la multiplicidad de posibilidades que ofrece la fotografía, es el objetivo de esta feria especializada que, desde su primera edición en 2004, ofrece un espacio de visibilidad para esta disciplina, que en los últimos años ha experimentado un auge creativo y una vitalidad sin precedentes. Para conocer una amplia gama de propuestas, un público amplio recorrió el Palais de Glace, deteniéndose en los diferentes stands de las 38 galerías participantes.
En algunos casos, la atracción fue provocada por imágenes en las que reconocidos artistas versátiles en varias técnicas expresivas -como Eduardo Médici y Juan Doffo, en Galería Rubbers- se apropian del lenguaje fotográfico, sin abandonar su inconfundible sello creativo; o por paisajes extraños, melancólicos y desolados, como las ciudades recreadas en superposiciones fotográficas digitales por Hans Stoll, en el stand del peruano Carlos Caamaño.
Otra veces fue la curiosidad de desentrañar la técnica utilizada, como en el caso de los ingenios del sur de Tucumán estirados hasta el infinito en los foto-grabados sobre metal de Juliet Ruiz, en Rolf, productora de arte que llega desde Córdoba y debutó en la feria; o la poética escenografía en la que los personajes de Charly Nijensohn aparecen misteriosamente suspendidos en acuática soledad, en la obra exhibida en el stand de Castagnino-Roldán.
Propuestas históricas y contemporáneas La curiosidad de los visitantes, también osciló entre propuestas históricas, como la de Arte x Arte, que hizo foco en 170 años de fotografía en nuestro país, una prolongación satélite de la muestra que se exhibe simultáneamente en su sede de Palermo; la selección de imágenes en blanco y negro del Espacio Makarius; las obras desplegadas en Vasari; o las notables piezas abstractas de Rómulo Aguerre, en el stand de la galería Sammer, de Miami; y las propuestas contemporáneas como las impresiones intervenidas de Cynthia Kampelmacher, con sus frondosos árboles y bosques, en Insight Arte; la complejidad compositiva constructiva de Pablo Tapia en Palatina; los paisajes evocados por Ignacio Iasparra en Catena; los fascinantes efectos de los rayos de luz penetrando por pequeños orificios en un espacio abandonado, captados por Marcela Astorga, en Dabbah Torrejón.
En el primer piso del Palais, como en una procesión, los visitantes se encontraban con la heterogénea propuesta del espacio de Carla Rey, integrada por los horizontes apaisados de Ana Lía Werthein, las interferencias de Silvana Blasbalg y la intimidad de una habitación infinitamente poblada de textos, en La casa del escriba, de Pablo Lehmann. Multiplicación de textos que, siguiendo el recorrido más allá, resonaban en las propuestas del Colectivo Aninat & Swinburn, de Chile, con imágenes en las innumerables papelitos con frases que se acumulan azarosamente, ofreciendo una escenografía posible en la que se acurrucan los personajes.
Las arquitecturas melancólicas y abandonadas de Hugo Aveta, convivían con las arquitecturas del deseo de Fabiana Barreda en el stand de Gonzalo Vidal; mientras que en Gandsas Photo Gallery, los esquemáticos balcones de Alberto Gandas se alternaron con los paisajes fantásticos de Eliseo Miciu. También las culturas del mundo estuvieron representadas en esta edición de la feria, con las propuestas de Mónica van Asperen en la galería canadiense de Lilian Rodríguez, la serie de imágenes de Héctor Rabinovich en Arte y Parte.
Más espacios para la fotografía
Además de las propuestas de las galerías participantes, en la planta superior de la feria se concentraron espacios especiales que articularon diversas muestras. En el espacio Petrobras, se exhibieron como en otras ediciones las obras de los artistas seleccionados como finalistas del Premio Petrobras Buenos Aires Photo. Perú piso fuerte en esta edición del certamen, y el primer premio se lo llevó Roberto Huarcaya, artista que fue distinguido por su fotografía Playa Pescadores y Club Regatas, imagen que marca y grafica el fuerte contraste entre dos realidades paralelas que coexisten en Perú en la actualidad y que evoca una situación presente en muchos paisajes latinoamericanos. El segundo premio fue para Nuna Mangiante, por su trabajo Confesionario, obra que pertenece a una serie de trabajos en los que la joven artista argentina utiliza grafito sobre fotografía.
Entre las novedades para esta nueva edición de la feria, Hope Funds presentó un espacio de video arte curado por Rodrigo Alonso, OSDE dedicó un espacio a artistas jóvenes, y el auditorio auspiciado por Deloitte ofreció un foro de reflexión sobre diversos temas vinculados a la práctica fotográfica. Además tres destacados representantes de la fotografía contemporánea exhibieron sus obras en espacios especialmente diseñados para recorrer y conocer sus trabajos recientes: Dino Bruzzone, en el Paseo de las Artes del Palacio Duhau, Flavia Da Rin, en invitada por Patio Bullrich y Adriana Lestido presente en el espacio de Madero Harbour.
Las primeras compras
La puesta en marcha y el primer paso en la sucesión de ventas que luego se dieron en la feria, lo dieron las empresas e instituciones que participaron en un nutrido programa de adquisciones, que ese año se amplió notablemente. En esta línea, por cuarto año consecutivo, la Fundación American Express concretó el Programa American Express + arte para malba. Las piezas elegidas fueron: Red with him de Liliana Porter y Autoretrato Nicola según Berni de Nicola Costantino, obras exhibidas en Ruth Benzacar.
Como en años anteriores, Chandon compró a puertas cerradas la primer obra de la feria. Esta vez fueron dos las piezas adquiridas, una de Fabián Laghi, en la galería Mainardi, y otra de Lila Siegrist, en Del Infinito. Hope Funds compró una obra de Adriana Lestido en la galería Matilde Bensignor, que fue sorteada entre los visitantes, al cierre de la feria. Otra de las instituciones que adquirió piezas fue el Museo de Arte Contemporáneo de Rosario, MACRO que a través de donaciones particulares, compró cuatro retratos históricas de Anatole Saderman, en la galería Vasari. Por segundo año consecutivo, el banco holandés Rabobank adquirió obra para enriquecer su colección de fotógrafos argentinos consagrados: la imagen seleccionada fue la de Diego Ortiz Mugica, en el espacio de Gaby Dibar. Y la editorial Arte al Día también seleccionó obras de Gaby Messina, en Elsi del Río - Gachi Prieto, y Adrián Villar Rojas, en Ruth Benzacar, para incorporar a su colección.