Nota publicada online
Etéreas, volátiles e irreales son las obras que presenta Gustavo Bonevardi en Fundación Alon. Planos blancos, apenas intervenidos por el dócil grafito, nos invitan a internarnos en bosques encantados o paisajes suspendidos entre sus finos trazos. Trazos que, a medida que nos acercamos, revelan las letras de un alfabeto universal. Meticulosamente dibujadas, las letras flotan en busca de significado, en un intento por hilvanar los secretos mejor guardados de todas las lenguas de la humanidad; secretos que se pierden en su propio vacío.
Ausencia, es el tema central de toda la obra de este artista formado como arquitecto que vive y trabaja en Nueva York.
Falling(Caída), un impactante trabajo compuesto por 16 módulos, en los que las letras dispuestas sutilmente dibujan miles de hojas tamaño A4 que, mágicamente, se mantienen suspendidas en el aire. Esta imagen, en la que el tiempo también quedó suspendido, evoca la fatídica mañana del 11 de septiembre en la que se nos cambió el mundo. Bonevardi recuerda cómo el espacio que ocupaban las Torres Gemelas quedó adueñado por cientos de miles de memos, notas y cartas de quienes la habitaban, haciendo más notoria aún la impiadosa ausencia.
La muestra reúne también el registro fotográfico deTribute in Light(Tributo de Luz), la instalación lumínica que realizó para Ground Zero junto con su socio John Bennet y por el que son reconocidos internacionalmente. La necesidad imperiosa de recuperar el horizonte de Manhattan, los llevó a imaginar dos haces de luz que llenarán el vacío que las Torres dejaron, así es como cada 11 de septiembre la ausencia se vuelve presencia en homenaje a las miles de vidas perdidas.
Otro registro fotográfico da cuenta de la imponente instalación urbana que Bennet y Bonevardi realizaron para la Bienal Bi-City de Shenzhen-Hong Kong de Urbanismo y Arquitectura de 2011, en esta oportunidad, ambos arquitectos intervinieron la colosal plaza de la nueva ciudad con miles de conos blancos y anaranjados utilizados habitualmente para la señalización en las obras y en los caminos.
Gustavo Bonevardi no puede escapar a su origen, hijo del artista constructivista y arquitecto argentino Marcelo Bonevardi, su búsqueda también está orientada a la creación de espacios pero su meta es crear espacios que curen, que transmitan calma, como su obra.