Nota publicada online
No es de extrañar que una figura de dimensión legendaria en el arte argentino establezca puentes con las nuevas poéticas que vinculan el arte con los avances tecnológicos.
Es que el recorrido emprendido por Gyula Kosice ha implicado tanto la renovación formal como el acercamiento creativo a las nuevas posibilidades abiertas por el universo científico-técnico, pudiendo resumirse en la siguiente frase que le pertenece: “Lo único que me interesa es el porvenir”.
Como parte de ese recorrido renovador, en la década del cuarenta, desarrolló obras lumínicas que incorporaban la luz con gas neón e introdujo el agua como
uno de los elementos esenciales para su despliegue creativo. Tal vez cuando señaló que “El hombre no ha de terminar en la tierra” (1944) pueda identificarse
como el momento de establecimiento del origen de su proyecto Ciudad Hidroespacial.
En cierto sentido, la Bienal Kosice, organizada por la galería Objeto a se propone como un fructífero espacio en donde germine el legado de este gran artista.
Esta segunda edición, cuya exhibición es albergada por el mítico Planetario Galileo Galilei de Buenos Aires, presenta las obras premiadas junto a las
menciones, las cuales se posicionan en torno a las nuevas tecnologías pero produciendo además cierta reflexión en relación con las actuales problemáticas
ambientales, teniendo en consideración que la referencia para el despliegue de dichas producciones es el corpus de obras y escritos de Kosice.
Un jurado presidido por el propio Gyula e integrado por Graciela Taquini, Rodrigo Alonso y Objeto a, otorgó el Primer Premio a la instalación sonora de Damián Paul Espina Hidrófono Espacial de Electrones, dispositivo que genera sonoridad y luminosidad a partir de la electrólisis, modo a partir de la cual se sustentaría energéticamente el proyecto de la Ciudad Hidroespacial, cuya formalidad Espina asume para su desarrollo poético.
Homo Ludens Intergaláctico, videoinstalación de Margarita Bali, se alzó con el Segundo Premio. La misma despliega un universo lúdico establecido a partir de
la idea de viaje, allí los cuerpos experimentan un extrema libertad para determinar sus movimientos; para lograrlo Bali configura un entorno en donde conjuga la inmaterialidad de la imagen proyectada sobre una multiplicidad de elementos corpóreos.
La Mención Especial a la Trayectoria e Investigación, recayó en la figura de Joaquín Fargas, quien desde 1988 dedica su actividad a la divulgación de la
ciencia y la tecnología, pero además despliega su proyecto artístico incorporando estas perspectivas. Su escultura cinética Hidrosmos GK1 reflexiona sobre la
posibilidad de convivencia positiva, en un futuro, con fenómenos naturales que actualmente azotan la superficie terrestre. La muestra se completa con las obras de los artistas Blas Carbonel, Cecilia Ivanchevich y Esteban Manzioni, Federico Joselevich Puiggrós y Julia Vallejo Puszkin, Jorgelina Herrero Pons, Mauricio Saad, Marcela Polischer y Bernardo Timerman, Proyecto Untitled, Yamil Burguener, Verónica Soledad Lopez y Sebastián Grandi.