Nota publicada online
La escultora Solveiga Vasiljeva, de Letonia, se llevó el primer premio, y además es la primera mujer en ganar el concurso desde su lanzamiento hace 36 años. El segundo premio fue para el chileno Alejandro Mardonez Guillen y completó el podio el español Carlos Iglesias Faura.
“Es el mundial de la escultura”, así define Josese Eidman, presidente de la Fundación Urunday, a la XIII Bienal Internacional de Escultura de Chaco que se celebra en Resistencia y que integra el arte emergente con el consagrado. Colosal, este encuentro que ya tiene una historia de 36 años trasciende los límites artísticos: deviene un fenómeno sociocultural que quiebra fronteras entre el arte y los espectadores. En esta edición, hubo más de 800 mil visitantes. Grandes y chicos se acercan, preguntan, felicitan, piden selfies con los artistas y hasta tuvieron la posibilidad de participar en la votación escaneando un QR.
En el Parque 2 de Febrero, los escultores, que fueron declarados visitantes ilustres, trabajaron a ritmo vertiginoso en esta singular labor a cielo abierto. Resistencia es un museo sin muros que une arte y vida y que a cada paso sorprende con sus casi 700 esculturas emplazadas en veredas, parques, bulevares y espacios públicos. A nadie se le ocurre vandalizarlas. Para cuidarlas, hay un equipo de mantenimiento y restauración certificado con normas IRAM ISO 9001 de la fundación. En la ciudad, hay joyas de Pablo Curatella Manes (valuada en un millón de dólares), Gyula Kosice, Libero Badii, Lucio Fontana, Luis Perlotti, Pájaro Gómez, Bastón Díaz, María Juana Heras Velasco y Jorge Gamarra, entre cientos de artistas.
Por una semana, con temperaturas entre bajo cero hasta jornadas que superaron los 30 grados, Resistencia se convirtió en una celebración popular inigualable de la escultura gracias a esta Bienal Internacional organizada por la Fundación Urunday y el gobierno del Chaco.Fabriciano Gómez, fallecido en 2021, querido y respetado por todos, fue el creador y alma máter de la Bienal.
En esta edición, se convocaron a 10 reconocidos artistas, seleccionados entre 157 postulantes de 55 países, que hicieron a la intemperie una pieza en metal para la ciudad. A todos, por participar, se les otorgó un premio de 5 mil dólares. El jurado de honor estuvo integrado por Piotr Twardowski de Polonia, Carlos Monje de México y Ramón Morales Rossi de Venezuela.
Los escultores seleccionados para participar fueron Luis Bernardi (Argentina), Alejandro Mardones Guillen (Chile), Carlos Iglesias (España), Billy Lee (Estados Unidos), Butrint Morina (Kosovo), Solveiga Vasiljeva (Letonia), Anna Korver (Nueva Zelanda), Percy Raúl Zorrilla Soto (Perú), Bogdam Adrian Lefter (Rumania) y Emrah Önal (Turquía).
Frente al público, estos grandes artistas realizaron una obra en metal durante una semana. Cada escultor recibió dos unidades de chapa laminada, una barra de hierro liso, bisagras, pernos, bujes, bulones y planchas con diseños. Trabajaron rodeados de gente que les demostró su cariño: fue una verdadera celebración compartida con el público, que evidencio su pasión por vivir en una ciudad que impulsa el arte. Todas las obras serán emplazadas luego en distintos sitios de la ciudad.
Crearon sus obras en el predio del Museum, de 14 hectáreas, a orillas del río Negro. Un gemelo del David de Miguel Ángel presidió el ingreso al predio de la Bienal: esta maravillosa pieza se hizo gracias a tecnología 3D que permitió realizar un molde del David sin dañar la pieza original, perteneciente al Museo de la Cárcova.
Con su obra “Tiempo”, la artista letona Solveiga Vasiljeva se quedó con el primer premio de la Bienal Internacional de Escultura y, además, ganó el premio otorgado por los propios escultores. Es la primera vez en la historia de la Bienal que una mujer se lleva el primer premio. El segundo lugar fue para el chileno Alejandro Mardones Guillen por su obra “Multiplicidad”, mientras que el tercer premio se lo llevó Carlos Iglesias Faura, de España, por su pieza “Habitus, antihabitus”. Luis Bernardi, artista argentino, ganó el premio del público y también fue el más votado por los niños.
La escultura de Vasiljeva, de Letonia, surgió de su interés por el tiempo. “Hay un tiempo cósmico: la parte principal de la escultura tiene que ver con este tiempo”, dice la artista. “El universo se expande y el tiempo se expande al unísono. No podemos modificar nada de este proceso porque estamos inmersos en el tiempo y en el espacio”, sumó. “La segunda parte es el tiempo físico que percibimos nosotros. Es el tiempo observable por el hombre: temperatura, volcanes, estaciones del año. Es el tiempo que sentimos en nuestra piel, es subjetivo, muy individual”.
Iglesias Faura trabajó contrarreloj en su compleja escultura. “Voy milímetro a milímetro”, dijo el artista, quien también dirige un centro cultural con salas de exposiciones, y salas de teatro en Madrid. Y añadió: “Siempre corto con láser, pero acá utilicé la moladora”. Todas sus obras se basan en la técnica de la papiroflexia. Y Mardones Guillen hace esculturas que parecen mutar según el punto de vista del espectador. “Todas las formas convergen en una sola y se genera un vacío en el interior que enmarca paisajes”, dice el artista, quien también es arquitecto.
El escultor argentino Luis Bernardi llevó el gesto de uno de esos dibujos que se suelen hacer al azar a la tridimensión. “En un mundo donde todo tiene que ser productivo”, dice el artista, “creo formas que no tienen ninguna función, pero sí intencionalidad”. Por su parte, Bogdam Adrian Lefter de Rumanía, cuenta que al hacer su escultura “Reflejo de la luna” su idea “fue capturar un instante en el que la luz de la luna toca la superficie del agua”. Tomó esa línea y la transformó en un volumen para la composición de la escultura. Y Billy Lee, de EE.UU., busca “desarrollar formas significativas que desatan recuerdos o pensamientos”.
Para todos los artistas, la experiencia de trabajar en esta Bienal Internacional, que es de las más importantes del mundo, ha sido imborrable. “Nunca vi algo como esto. Lo más importante es el interés del público y trabajar acá con mis colegas: toda la gente es hermosa”, dice Korver, de Nueva Zelanda, quien creó una obra inspirada en los aviones de papel que hacía cuando era chica. Emrah Önal, de Estambul, observó que “mucha gente está muy interesada en el arte y pregunta sobre las obras”. Esta situación, cuenta el artista turco, lo hizo sentir “afortunado y valorado”.
Incluso para los miembros del reconocido jurado internacional esta Bienal es singular. Carlos Monje de México, quien participó en 140 simposios en 30 países, señala que en ningún otro lugar vio un concurso donde la relación de la comunidad con la obra sea como en el de Resistencia. “Un chico de unos 5 años —cuenta— me empezó a jalar la remera y me preguntó: ¿tú qué eres figurativo o abstracto?”
Además, se sumaron cuatro escenarios por los que pasaron más de medio centenar de bandas locales; se celebró el IX Concurso de Escultura para Estudiantes de Arte; el V festival filarmónico, hubo sector de artesanías, muestras individuales y colectivas, artes escénicas y encuentros académicos. Y el IX Encuentro de Escultores Invitados que incluyó a reconocidos artistas de Latinoamérica, que trabajaron con distintas técnicas y materiales. Carlos Monge, Juan Pezzani, Milagro Tejerina, Camilo Guinot, Alejandro Arce, Gerardo Aranda, Hernán Lira y Alejandro Pérez fueron los invitados.
También tuvo lugar el Premio Desafío Hierros Líder para estudiantes de arte de todo el país, con un jurado integrado por Claudia Aranovich, Paulina Webb y Darío Klehr. Participaron estudiantes de universidades y escuelas de arte de todo el país. En sólo 48 horas, sin pausa, tuvieron que terminar las piezas trabajando en equipo. En todos los casos tallaron bloques de timbó. Los estudiantes de la Facultad de Arte y Diseño de la Universidad Nacional de Misiones se llevaron el primer puesto (trabajaron la madera con un humificador y un doblador de madera por medio de un sistema que crearon con diseñadores industriales). Los estudiantes de Santa Cruz no se quisieron perder esta gran oportunidad: llegaron con su profesora tras 4 días de viaje.
El balance es más que alentador: se estipula que la cantidad de personas que asistieron superó ampliamente los 800 mil visitantes de la edición anterior. Las maravillosas creaciones de los artistas potenciaron el espíritu de esta Bienal Internacional: el mundial de escultura se celebra en Chaco.