Nota publicada online
Plenamente visible en la página oficial, la edición 2020 de la Bienal BIM expresa un deseo desde el título: Mirarnos a los ojos (volver a), esperanza de un acto que no sea virtualizado por pantallas. Hasta el 31 de octubre
Se trata de una bienal de prestigio desarrollada por referentes locales para dar un panorama actualizado mediante charlas, invitados extranjeros y nacionales que van llevando al espectador en una grilla muy completa.
Andrés Denegri, cuenta para Arte Online que la edición siguiente comienza a proyectarse apenas pasados los tres meses de finalizada la anterior, junto a Gabriela Golder, profesores de la UNTREF, artistas y a la vez integrantes de un espacio como CONTINENTE (Centro de Investigación y Desarrollo de Proyectos Vinculados a las Artes Audiovisuales) dependiente del Instituto de Investigación en Arte y Cultura Norberto Griffa (IIAC). Estaba pensada para ir en otra dirección: mapear la crisis habitacional, cuando la cuarentena obligó a cancelar lo presencial. Antes de bajar los brazos, los dos se impusieron comenzar a trabajar en un proyecto paralelo, más íntimo en cuanto a que todos estaban en la misma posibilidad de aislamiento. Hicieron correr una carta muy afectiva destinada a algunos artistas invitándolos a hacer un video, ‘invitamos a 20’ -cuenta Denegri- pensando que tendríamos un sí de sólo 9 y fue un exitazo la forma en la que todos respondieron’.
El resultado es ‘un proyecto audiovisual coral, un universo de videos realizados en tiempos de pandemia por artistas de diferentes lugares del mundo’ que invita a navegarse desde una muy bien diseñada página web, a unirse a los foros de discusión donde hay nombres muy relevantes de la escena audiovisual contemporánea junto a uno de los proyectos más sugestivos, en tanto sirven a la creación de una nueva red latinoamericana de laboratorios privados donde los artistas trabajan con lo analógico tanto para el cine como para la fotografía. Es tanto ‘una antología en la urgencia’, como ‘un documento artístico e histórico: una radiografía audiovisual de la vivencia durante la pandemia, una oda a la luz del sol que entra por la ventana después de meses de confinamiento transcurridos durante el invierno, una reflexión sobre el arte y su potencia social, un retrato al gatito de casa y su ronroneo global, una página de diario que es íntima pero a la vez pública, una crónica audiovisual de las vicisitudes que atraviesa un país para devenir un mensaje a la comunidad’.
Está segmentada en cuatro caminos posibles: “Mirar al cielo”, “Mirar por la ventana”, “Mirar hacia adentro”, “Mirar la pantalla”. Cada dirección implica encontrar algunas respuestas posibles en este tiempo. Hacia el cielo, en una relación con la naturaleza que cuestiona nuestros hábitos depredatorios. Mirar por la ventana es mirar al otro, a los demás, a los semejantes y a los diferentes. Mirar la pantalla es observar la tecnología y los medios con las formas que han ido moldeando nuestra presencialidad actual. Mirar hacia adentro es un vínculo con los modos personales de interacción con el mundo, uno de los segmentos más intimistas de reflexión. Destacan Toia Bonino (Argentina) -quien viene de las artes visuales pero luego se volcó al cine-, que presenta un proyecto bien crudo “Apuntes para la piba de Oro” antesala de su película “La piba de Oro” hecha con tomas desde un celular que fuera dado a un preso. Es un curioso experimento en tiempos donde todos hemos estado aislados durante muchos meses. También Gustavo Galuppo con “El árbol de Alejandría” un relato interesante dividido en capítulos a modo de catálogo de instantes ahora comunes a todos nosotros. “El éxodo inmóvil” de los argentinos Christian Delgado y Nicolás Testoni mantiene constante la sensación de algo que está por terminar y no termina: ¿acaso les suena conocido? El dúo Mokotomoro, formado por Ioannis Savvidis y Lina Theodorou, con el video Let Me Make Some Coffee First, donde se superponen dos planos entre lo visible y lo audible como sátira de un tiempo donde tanto las teorías conspirativas como las cosas cotidianas se multiplican.
En el capítulo de los Laboratorios independientes hay un espacio muy interesante que, según cuenta Denegri, son laboratorios de fotografía analógica adaptados a la producción de artistas visuales que siguen usando lo analógico como base, manteniendo el oficio de trabajar con químicos reveladores. Los hay en nuestro país, en Uruguay, en Chile y Brasil, pero también Canadá, Francia y Australia. El dato curioso es que los materiales específicos, que habían sido discontinuados para el público en general, ahora son producidos en una escala menor por Kodac, la única empresa que sigue produciendo químicos para revelar lo analógico. El plan es compartir en los encuentros, experiencias, resultados y la superación de obstáculos, con la finalidad de armar una red latinoamericana que fortalezca los intercambios, sabiendo que los insumos sólo pueden ser comprados al por mayor, por lo cual intervienen muchas veces fundaciones o instituciones asociadas.
Hasta el 31 de octubre un modo imperdible de mapear a los artistas del cine experimental y del video en la página oficial BIM.COM.AR