Nota publicada online
Y llegó la edición 17ª de BAphoto, primera feria presencial post pandemia. Realmente se podía notar en el ambiente la alegría del reencuentro. Coleccionistas, curadores y artistas se autocensuraban, o no tanto, en el abrazo deseado después del prolongado modo virtual. Y es que todavía, a pesar de que se siente un clima más liberado y festivo, no sabemos cómo saludarnos en este presencialrenovado después de casi dos años de distancia e impedimentos con galerías y museos cerrados y ferias canceladas
Esta edición tuvo lugar en Retiro, en la elegante Casa Basavilbaso construida hacia 1890. En diagonal a la plaza San Martín y mirando hacia los jardines de la Cancillería, el sitio dio un marco distinguido que acompañó la exhibición de la feria. Algo más reducida que en otras ediciones, se percibió más refinada e intimista, en un modo boutique que resultó ideal para apreciar la muestra de arte especializada en fotografía más importante de Latinoamérica.
En el patio de ingreso a la casa hubo un auditorio que ofreció un programa constante de distintos eventos, presentaciones de libros, proyecciones, entrevistas presenciales y videos participantes que agregó interés a la visita. Hubo incluso un sofisticado y comentado concierto de cantantes líricos de la Fundación Teatro Colón, los que interpretaron un repertorio basado en bandas de sonido y melodías de reconocidos films que el público reunido en el jardín al aire libre festejó con entusiasmo; corolario del día previo a la apertura general. Más allá de los dos días previos reservados a los invitados puntuales, fue muy significativa la convocatoria y el resultado general, auspicioso. El balance arroja más de un positivo, hubo más ventas de lo esperado en un escenario todavía incierto para la proyección del coleccionismo.
La feria anual dirigida por Diego Costa Peuser tuvo un formato mixto, presencial y online que posibilitó que la oferta fuera vasta y disímil, un acierto para los distintos intereses de los coleccionistas más experimentados e interesados incipientes. En esa multiplicidad, fotógrafos consagrados y revelaciones tuvieron lugar con distintos formatos, precios y propuestas estéticas.
Participaron diecinueve galerías nacionales y ocho internacionales, las extranjeras tuvieron un esquema de presentaciones online ante las imposibilidades todavía vigentes de traslado de obra. Tal vez no haya que repetir el formato, pero funcionó.
El espacio Wunderkammer, especialista en fotografía patrimonial e histórica, generó un gran interés. Ofreció un conjunto atractivo de materiales originales, de valor documental y antropológico, incluso un daguerrotipo y un ambrotipo. Algunas fotografías se veían muy pequeñas en contraste con los formatos actuales, lo que no mermó el atractivo que impulsaban las piezas. Una verificación del valor iconográfico de las imágenes, aun de autores anónimos.
El espacio dedicado al artista homenaje esta vez se le brindó a Lucrecia Plat, el primero que la feria dedica a una artista en vida. Se trata de una fotógrafa que hizo de todo, según escribió su curador, Francisco Medail en referencia a la variedad de las prácticas vinculadas al oficio en las que incursionó. Casamientos, encargos de publicidad, registros periodísticos para medios internacionales, y retratos a escritores destacados por encargo del Centro Editor de América Latina, entre otras cosas; una trabajadora. Pero finalmente cuando dispara el obturador bajo sus ideas es cuando más se verifica la validez de su producción, muy personal. Pudo verse un conjunto de su serie “carteras de mujeres” en las que capturó de un modo muy peculiar su -contenido. También es distintivo su registro social de los eventos nocturnos porteños de los años setenta.
Algunos ejemplos de la obra presente en BA Photo 21
El stand de Arte Online fue hit, con su creativa propuesta de retratos realizados in situ por Arturo Aguiar. La idea fue ofrecer a los visitantes la posibilidad de acceder a posar para una prueba gratuita, la que podía derivar en una experiencia más extensa con el reconocido artista, con sello propio en su manejo del claroscuro. Un acierto que dio dinamismo a la feria.
Del Infinito, con una presentación individual de Romina Ressia que suscitó mucha atención, tal vez por la transmisión pictórica de sus imágenes. Su obra plantea una dicotomía de época, retratos que se asocian a la pintura flamenca del siglo XVI cuyos personajes, ataviados en reinterpretaciones del período citado, se acompañan de algún objeto actual.
Julie Bergada en Cecilia Caballero. Un registro que parece dirigir ironías hacia ciertos usos y costumbres que marcan una clase social, apuntes de estilo en decadencia. Ese entorno, al que pertenecía, fue plasmado por la autora en imágenes que se asemejan en su estilo a ciertos cuadros secuenciales de las antiguas fotonovelas.
Viviana Zargón, en galería C-Art. Una propuesta que sigue la línea de una investigación que inició hace un tiempo y que continua perfeccionando, vinculada a objetos y elementos que se relacionan con el trabajo. Visualmente cuidadas, las fotografías poseen poder de síntesis y belleza en un clima silencioso.
Gloria Matarazzo en galería Imaginario trabaja con juegos de superposiciones de delicadas imágenes y combinaciones sugestivas. Toma como referencias pájaros, espacios naturales y distintos elementos que a través de veladuras, líneas que se contraponen y situaciones oníricas dan una sensación de observación personal y equilibrada.
En Isla Flotante, Valentín Demarco, combina ciertos elementos relacionados a la iconografía campestre y rural, como por ejemplo mates, con un curioso ensamblaje. Su producción reciente marida naturaleza y cuerpo humano en fotografías de desnudos en cuyos genitales introduce esos objetos, los que cincela personalmente. Cuidada presentación para una formulación disrruptiva, poco apta para quienes posicionan la imagen sobre el concepto.
Rodrigo Alonso estuvo a cargo de la elección de cinco artistas que no provienen de la fotografía y realizaron imágenes en movimiento. Video Project con producciones de Julián Brangold, Genoveva Fernández, Ignacio Unrrein, Alejandro Thornton y Mónica Héller.
Por último, Special Project de la galería Rolf Art, Silvia Rivas con curaduría de Florencia Battiti; un vídeo que ofrece una mirada extrañada sobre la cotidianeidad y en la que la artista poetiza el instante previo a un acontecimiento latente. Se veía cuando caía la noche e imponente, en una proyección directa sobre uno de los edificios linderos a la casa Basavilvaso, valía la pena levantar la mirada y encontrarlo.
Hubo visitas guiadas y recorridos que ofrecieron al público herramientas para la comprensión de la imagen contemporánea y quedó una estela: con una dinámica de intercambio, la Sección Pop Up, con curaduría de Irene Gelfman en el Patio Bullrich permanece y recién culmina en el mes de diciembre.