Nota publicada online
La muestra de Marcelo Torretta que ha desembarcado en el Museo Emilio Caraffa incluye telas realizadas en los últimos tres años y es una prueba bastante clara de la solidez de su estilo.
El título de la muestra es “armar y desarmar”, un nombre que evoca los rasgos artificiales, teatrales, presentes en la figuración del artista. Su obra propone una apuesta por un arte figurativo, que no desatiende las lecciones en contra de la ilusión propaladas por la vanguardia, sino que las profundiza, llevándolas a un terreno menos estético que existencial. Los muñecos y sus oficios inútiles, las casitas con ventanas tapiadas, los laberintos, los decorados, las escenas donde se evocan estados de ánimo o sentimientos, remiten a un clima artificial generalizado, donde el absurdo es ley. La paleta de colores fríos, que maneja Torretta, acentúa ese clima, lo refuerza.
Sin embargo, hay que destacar la ternura del artista hacia sus “muñecos”, lo cual le quita grandilocuencia al absurdo, a la vez que lo vuelve más cercano; en sus telas está grabada una pregunta inquietante. Torretta maneja la ambigüedad narrativa en el plano pictórico de una forma admirable, al punto que recuerda a Kafka. Sus muñecos tiernos y estrafalarios y sus situaciones ambiguas nos rozan con una pregunta o una verdad que no es fácil poner en palabras. Y la duda se agrava al consultar los títulos, alusivos, ambiguos, provistos de una alegoría cuyo moraleja parece difícil de descifrar.
No obstante, a algunos de los muñecos de Torretta les ha brotado un aura, una tenue luz que los circunda, fruto quizá de sus trabajos de Sísifos. Aunque parecen haber llegado al paraíso, todavía siguen arreglando cuentas con sus moradas y sus padecimientos.
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Del 18 de Junio al 31 de Julio
Museo Emilio Caraffa, Av. Poeta Lugones 411