Nota publicada online
El Espacio de Arte de Fundación ICBC presenta la exposición “La tierra que habito” del artista plástico Andrés Sobrino, curada por Victoria Tolomei.
Hace doscientos mil años habitamos este planeta. Desde las cavernas hasta los edificios, desde las aldeas hasta las ciudades, desde las regiones hasta las naciones, las distintas culturas humanas hemos construido distintas maneras de habitar y de vivir.
Aprendimos a convivir unos con otros, y la convivencia es una de las condiciones más importantes de la vida social. La forma en que interactuamos no solo entre nosotros, sino también con el medio ambiente que habitamos es fundamental, pertenecemos no solo al tiempo sino también al espacio que nos toca transitar.
Las ciudades ocupan un lugar importante en nuestra era y es difícil estar ajeno a lo que sucede en ellas. En las ciudades hay información. En las ciudades hay sonidos, hay imágenes, aromas. En las ciudades hay mensajes.
Para Andrés Sobrino en la metrópolis está el punto de partida de su obra. Es su génesis, en la ciudad surge todo. Como diseñador, como arquitecto, incluso como maestro mayor de obra la cuidad es para él una fuente de recursos, es un archivo gigante.
Lo que hace Andrés es simplemente mirar, pero su mirada es más profunda. De su mirada surgen fotos, fotos de todo lo que le llama la atención en la calle y de ese registro surgen muchas veces sus obras.
Aquello que aparece en la ciudad Andrés lo lleva al límite, lo desarma incluso hace que desaparezca. En sus obras los símbolos geométricos quizás fueron antes una foto tomada en algún punto de la ciudad, dos calles que se unen se convierten en dos líneas que se encuentran.
Para él la geometría es un lenguaje mucho más cotidiano un lenguaje que aparece en todos lados. Su geometría no surge de cálculos matemáticos, su lenguaje está mucho más acá. Geometría vernácula en palabras suyas.
En La Tierra que Habito Andrés Sobrino nos habla de su relación con el entorno, como habitante de una ciudad. Como gesto o incluso como mensaje sus obras en blanco y negro manifiestan un cierto luto hacia una ciudad hiperpoblada no solamente de seres humanos sino también de información. Esa misma fuente de recursos muchas veces satura y pide pausa.
Andrés busca sintetizar, y como referencia aparecen los carteles de señalética urbana, elementos que atrapan su atención, solo que en este caso no hay un solo mensaje, hay varios.