Nota publicada online
La artista galardonada con el Premio Nacional a la Trayectoria 2020/2021 llega al Museo de Artes Plásticas Eduardo Sívori con una propuesta de muestra monográfica que busca problematizar conceptual y performativamente la materia.
Desde el título mismo de la muestra que Alicia Herrero inauguró en el Museo Sívori hace semanas-"Supersignos y la performatividad de la materia"-, el visitante está avisado de que necesitará una actitud más activa y reflexiva que la habitual para recorrer la exhibición y desentrañar los sentidos posibles de las imágenes que se despliegan frente a sus ojos. Será útil saber que performatividad es un concepto del filósofo del lenguaje John Langshaw Austin que se da cuando en un acto de comunicación no solo se usa la palabra sino también simultáneamente una acción. A esa obligada conexión entre lenguaje y acción alude el título elegido por Alicia Herrero para su muestra. Dibujos de vajilla y utensilios de cocina, escenas domésticas y escolares, palabras sueltas, situaciones bélicas, imágenes icónicas del campo argentino, Ilustraciones de libros de lectura y cuentos infantiles... ¿De qué trata todo esto? Es la pregunta que aparece frente a las instalaciones, collages, pinturas, documentos, libros de autor y videos, que la artista conceptual realizó entre 1996 y 2011 y ahora se exponen en la Sala B del Sívori.
Varios textos de sala que dispuso la curadora de la muestra, Teresa Riccardi -también directora del museo- son esclarecedores para el espectador que no haya seguido de cerca la trayectoria de Herrero (1954) a partir de los años 90 y sus reflexiones conceptuales sobre la economía, el arte y los géneros, que pocos relacionaban en esos tiempos.
“En estos años Alicia Herrero consolida una gramática y lenguaje propio en el marco de los debates de inscripción latinoamericana de artistas en el escenario global –sostiene uno de esos textos–. Sin embargo, su reflexión insistía en perfilarse hacia el feminismo y las lecturas decoloniales desde una mirada conceptual. La posmodernidad atravesaba el eje de discusiones que iban desde lo libidinal, la reflexión museológica, la crítica cultural hasta la arquitectura. En este contexto Herrero acompañó sus trabajos artísticos de pensamientos, escrituras y modos de aprender con otros, creando una serie de signos políticos que poco se confinaban a lo doméstico, expandiéndose hasta el infinito. Su ejercicio deconstructivo con el lenguaje fue sin duda una de sus herramientas más poderosas para descifrar el mundo y entrometerse con él a partir de sus obras”.
La obra que abre la exposición, “Supersignos/Supermercado” (1996-1999), collage de 56 módulos de papel, que se muestra por primera vez en la Argentina, se inspira en un imaginario normatizado de la vida cotidiana que aborda los estereotipos del hogar burgués, el trabajo, los roles de los géneros, el disciplinamiento escolar y el adistramiento de los consumidores. Tanto en esa obra como en “Chat”, es posible identificar piezas que evocan el Simulcop, que los niños argentinos utilizaban masivamente en la educación primaria, los figurines de las revistas femeninas y de moda, las publicidades gráficas y los manuales de instrucción de los aparatos domésticos, todos elementos clave en la construcción de la mirada.
“Chat” es una instalación que Herrero desarrolló en 2001 en el Museo Boijmans Van Beuningen de los Países Bajos: el trabajo se hizo a partir de una convocatoria a vecinos de distintos barrios de Rotterdam y reclusos de una prisión. La artista pidió a los participantes que dibujaran un utensilio de cocina que tuviera un sentido especial para ellos y luego escribieran una palabras explicando su elección. Herrero seleccionó 10 piezas de vajilla, las agigantó y las llevó del dibujo al objeto y las instaló en un espacio del museo para que hablaran literalmente, para que conversaran entre sí diciéndose los textos, que convirtió en sonoros. El público podía sentarse entre ellos a escuchar las conversaciones de la vajilla. Ahora se presentan en la muestra del Sívori los dibujos y gran documentación y registro de la experiencia.
En la misma sala el video “Turning Round” (2000-2001), que forma parte del proyecto “Chat”, muestra a una mujer mientras gira haciendo malabares con dos platos que arroja al aire una y otra vez, mientras suena de fondo lo que podría ser el ruido del agua fluyendo en la bacha de una cocina.
Una de las obras más interesantes de la muestra es la implacable “Imperio/ Las cosas”, donde conviven lo inmaterial en un video y la materialidad del cuerpo real de una ceramista trabajando en vivo en su taller. La obra está compuesta por dos áreas: el espectador tiene una frente a sí, el video, y otra a sus espaldas, el taller con la ceramista trabajando. En el video se ve aparecer y desaparecer en loop la imagen de un conjunto de suntuosas porcelanas “Viena Imperial Dinner Service” tomadas de un catálogo de subastas de Christie's. En el taller -al que el espectador sólo accede visualmente a través de un hueco en la puerta- la ceramista produce sus piezas de cerámica. La obra se había exhibido en 2005 en el MACRO de Rosario en la muestra “Alice Ville”. Respecto de esta obra, decía Belén Gache en el texto del catálogo de esa exposición: “La porcelana Imperio, fetichizada como objeto sutuario en la casa de remates, se convierte aquí en la evidencia de las condiciones de producción, en factura manual, en trabajo”.
La muestra de Alicia Herrero, que puede visitarse hasta el 30 de noviembre, es parte de un ciclo de exhibiciones de artistas mujeres llamado “Visibles en la tempestad, con curaduría de la directora del Museo Sívori, Teresa Riccardi.
Lugar: Museo Sívori, Av. Infanta Isabel 555.
Horario: lunes a viernes, de 11 a 19 (martes cerrado); sábados y domingos, de 11 a 20 Fecha: hasta el 30 noviembre.
Entrada: $ 100. Jubilados, estudiantes universitarios presentando acreditación, personas con discapacidad, menores de 12 años y grupos de estudiantes de colegios públicos, sin cargo.