Nota publicada online
El proyecto EXPLORANDO LA COLECCIÓN surge con el objetivo de difundir y profundizar el conocimiento sobre las obras del acervo de la Colección AMALITA.
El ciclo comprende dos o tres instancias en el año, en las cuales se investiga y exhibe una obra de la colección en diálogo con la producción de un artista contemporáneo, el cual será seleccionado por un curador invitado. Asimismo, forman parte del proyecto, conciertos musicales y actividades para niños.
En esta última edición del año se seleccionaron obras de Alejandro Puente y se invitó a Victoria Verlichak como curadora, quien eligió al artista Estanislao Florido para que produjera obra nueva.
Imperio errante
"Estanislao Florido dialoga con dos pinturas de Alejandro Puente —pertenecientes a Colección Amalita— que lo inspiran a tejer una trama con vestigios y símbolos de antiguas culturas, marcando continuidades y rupturas e inaugurando una nueva narrativa. Las dos obras de Puente (La Plata, 1933 – Buenos Aires, 2013), con espacios ilusorios, líneas claras y diseños sin curvas que juegan con la noción de perspectiva, sintetizan su adhesión a un sistema sensible que tiene a la forma y al color en el centro de sus preocupaciones.
A Puente le debe haber gustado el sonido de las voces prehispánicas de los títulos: Traricúy Xanocochas. Parecieran atesorar resonancias de su experiencia estética ante el emocionado encuentro primero con el arte indígena peruano, luego profundizado y alimentado por sucesivos descubrimientos de expresiones culturales de pasadas civilizaciones de México, de toda América. Traricúen lengua pampa quiere decir “maniatado”, pero también nombra a los hilos de cuentas que llevaban algunas mujeres como pulseras. Xanocochases un nombre ficticio, tan inventado como la descripción de estos proyectos que, quizás, trazan estudios para altares de adoración,pirámides como símbolos de poder o plataformas de observación astronómica. Con relación a las pinturas, las palabras de los títulos no describen nada en particular. En Imperio errante, Estanislao Florido (Buenos Aires, 1977) reinterpreta estas obras de acento constructivista e inspiración americanista para crear otras imágenes, surgidas de su observación de la naturaleza y las vistas del país. La ola del tiempo arrojó a estas orillas trazas arquitectónicas y diseños ancestrales artesanales de aquellos imperios que supieron levantar construcciones tan majestuosas como misteriosas.
Con la libertad que otorga el arte contemporáneo, Florido recupera maravillosos colores, pliegues de arquitecturas y signos precolombinos que, como decía Joaquín Torres García, en el encuentro con las vanguardias europeas son “un teclado de lenguaje gráfico… con el que se puede expresar todo”.
En estos trabajos sin título, Florido también incorpora ecos de la abstracción, con aristas geométricas, vislumbrados en la trayectoria de Puente y de otros artistas rioplatenses. Después de todo, Florido concibe la historia del arte como un intenso tránsito circular, como “una película construida por todos los cuadros alguna vez pintados, puestos uno sobre otro, repitiéndose, hasta el infinito”. VICTORIA VERLICHAK