Nota publicada online
El consagrado fotógrafo argentino Aldo Sessa reúne en el CCK una cuidada selección de fotografías que forman parte de la serie Los Gauchos. Conocedor de la cultura gauchesca, Sessa registró con su cámara la arquetípica figura del gaucho argentino actual.
“Los gauchos, ¿existen?” le preguntaron a Aldo Sessa.
No sólo existen sino que son una tradición que se mantiene viva en cada rincón de nuestro país. La actual muestra de fotografías de este apasionado fotógrafo de temas argentinos así lo prueba y nos mete de lleno en el alma viva del campo desde el centro mismo de la ciudad: el CCK. Un Centro Cultural instalado en lo que fuera el Correo Argentino y que, como tal, se propone crear redes y difundir las distintas expresiones artísticas de quienes habitamos este suelo.
Instalada en La Gran Lámpara, en el 6to y 7mo piso del impactante edificio, la muestra reúne una cuidada selección de fotografías que forman parte de la serie Gauchos. Son 49 imágenes en blanco y negro y una en color que ponen de relieve sus costumbres, tareas, destrezas. Imágenes intensas e inmensas, de 166 x 270 cm, copiadas sobre tela y tensadas con bastidor, que nos meten de lleno en los paisajes de nuestra patria, desde el punto mas austral de Tierra del Fuego a los confines del Noroeste y los humedales del litoral, pasando por nuestra inconmensurable llanura pampeana.
Aldo Sessa no necesita presentación. La fotografía es el hilo conductor de su vida. Su abuelo fundó en 1928 los Laboratorios Cinematográficos ALEX, estudió pintura en el taller De Ridder durante la adolescencia, colaboró en el taller de fotograbado del diario La Nación y armó su primer estudio con Eduardo Quirno. Realizó mas de 200 exposiciones en Argentina y el exterior y publicó 50 libros en los que registró nuestros paisajes, su gente y sus personalidades. Hoy es miembro de número de la Academia de Bellas Artes.
Desde muy chico a Aldo lo atrajo el campo, se enamoró de sus crepúsculos largos y de la sencillez de su gente. Fue a través del Cadete Guiraldes, presidente de las Federaciones Gauchas, que conoció fondo la idiosincrasia del gaucho y su cultura y también quien lo entusiasmó en este camino de trasmitir la tradición. Recorrió durante cuatro años y medio las provincias del país, tomó más de 50.000 imágenes de gauchos en su ámbito cotidiano y las convirtió en libro que da fiel testimonio “de estos hombres humildes, buenos y austeros pero, que se hacen respetar, porque sienten orgullo de ser quienes son y cultivan sin alardes el verdadero patriotismo,” admite Sessa como su fotógrafo oficial.
El campo se nos mete por todos los poros. Las imágenes son elocuentes mientras se escuchan las voces de la pampa: una tropilla cruza al galope, en cámara lenta, en dos grandes pantallas de video interrumpiendo el trinar de unos pájaros. Chista una lechuza y levanta vuelo desde una de las fotografías. Una serie de retratos de gauchos de distintas edades -algunos con pieles cetrinas, otros con pieles mas claras pero, siempre curtidos por el sol-, se plantan frente al visitante desnudando su alma, mostrando sus luces y sus sombras. En esta sala están retratados sus ritos y sus costumbres. Sus ponchos pampa, sus botas y sus estribos; unos de madera, otros de plata. Un gaucho a caballo y de espaldas avanza haca el ombú. Es el Cadete Güiraldes; un gaucho que dejó huella y al que Sessa le rinde homenaje con esta exposición.
Hasta el 20 de junio
CCK, Sarmiento de 13 a 20 hs.