Notas Artistas

CRÍTICA
por Fabián Burgos

"Toi seule me parus ce qu'on cherche toujours" *
Alfred de Vigny

Hay quienes dicen, con inusitada audacia, que la poesí­a es la madre de todas las artes. Sin tener elementos que confirmen tan bello parentesco, puedo al menos referirme a su hermandad con la pintura. Ambas comprenden la realidad como un latido inexorable del mundo sensible, quiero decir que la elección de una palabra como la de un color devienen principalmente del nivel de percepción sobre el mundo que nos rodea y el cual queremos trascender. Si el pintor aplica un primer color, de nada le servirá pensar luego en el segundo, pues este llegará sin ninguna intermediación consciente. Puede ser que sí­ exista una aproximación voluntaria a algún tipo de paleta, pero aquella en la cual nos detendremos, quizá exhaustos de tanta búsqueda, será susceptible sólo a nuestro instinto. Así­ la poesí­a y la pintura de Roxana emergen con similar identidad.
Sus palabras impresas llevan el tono de las sillas pintadas, ambas arrojadas sobre la pared compartiendo significados. Las palabras serán entonces colores y los objetos pintados sugerirán un contenido de narración. "Mancha inacabable", dice la artista luego de encolumnar un grupo de palabras como pruebas de color. Pero el objeto no sólo deviene en mancha sino que también en ser animado; la silla piensa, sueña, habla, tanto como cruje o nos entristece. Los versos seguirán cayendo mientras sus palabras cambiarán su sentido. Entonces sólo nos queda advertir que las palabras no existen sino solo en compañí­a. Como el color que pasa a definirse por proximidad de otros. Recordemos a Josef Albers negando la existencia del color puro, como bien podrí­a negar Roxana la frontera entre sueño y realidad. No es que estemos siendo engañados, sino que nuestra percepción depende de nuestro ví­nculo con el objeto, con las palabras y con la incertidumbre que nos provoca la tristeza de sabernos solos frente a estos versos.

* "Solamente en ti hallé lo que siempre buscamos"