Notas Artistas

LA MIRADA Y LA MASCARA
por Fabiana Barreda*

Solo la fuerza de la mirada es el instante de revelación del espíritu del otro encarnado en un cuerpo material.
Las obras de Daniel Romano se inscriben en ese encuentro como revelación.
Sus piezas pictóricas abren el mapa del rostro como el retrato silencioso de una unión secreta al momento del encuentro con el otro.
Sus ojos nos observan quietos, serenos y vulnerables abriendo un mar emocional, profundo, develador y conmocionante.
Diferentes estados de conexión afectiva aparecen en las obras, sus pinturas permiten la quietud de la contemplación, es en ese territorio donde nos sumergimos en ojos azules hacia lo profundo del mar y recorremos caras que se desdoblan observándonos en estado de introspección.
En su serie de retratos multiplicados, la cita a Warhol se potencia desde una perspectiva barthesiana. Como en el texto de Roland Barthes "La cámara lúcida", una querida foto familiar antigua es tomada como un caleidoscopio de recuerdos, actualizando ese otro del pasado en múltiples formas coloreadas en el presente.
Aquí la mirada es memoria afectiva, esa imagen especial marcada por el "punctum" del deseo, es recuperada alegre y seductoramente por la belleza plástica.
El otro estado de la mirada aparece en su serie de mascaras plateadas y doradas. Allí rostro y máscara se fusionan, y como en las antiguas culturas, lo sagrado emerge transmutando el estado interior, de forma ya inmaterial, ya que la luz es rostro y la mirada abismo celestial.
*Artista de Arte Contemporáneo