El artista Daniel Romano nos presenta en su obra “Miradas” un recorrido aparente por diferentes personajes.
Personajes que parecen uno solo, pero que solo lo parecen. La puesta es un juego dialéctico donde las múltiples lecturas, una vez parecen consistentes, vuelven a comenzar una y otra vez, en esa fusión con esos otros que nos miran y miramos.
Daniel nos propone sin vueltas una seducción desnuda y llana con esas mascaras, tormentosas? Alegres? Angustiadas? Un signo de interrogación. Y contradictorio, busca desafiar al decirnos que en realidad sus miradas, tan diferentes, son en realidad un único personaje.
Así me remite a una primera lectura, jungiana esta vez. Así como en la antigua Grecia se llamaba “personaje” a las máscaras que los actores utilizaban, el personaje junguiano es la fachada (en singular “la”) que nos permite sin excepción, a todos, representar un papel en la sociedad, para ser aceptados. Usamos diferentes mascaras, todos sin excepción, en diferentes situaciones sociales. Somos varios personajes y somos uno solo, y no podemos escapar ni de ellos ni de las del otro.
Es en realidad el personaje la careta externa, mientras el anima o animus es nuestro mundo interno y su relación con el sexo opuesto.
Personaje, anima y animus hacen una danza sensual donde el espectador se ve atrapado para a la vez reconocerse el mismo como un personaje con tantas miradas como la misma obra. Un salir y entrar constante, erótico, que muestra y desnuda nuestras propias mascaras.
Es un encuentro con una verdad. Y ahí me remito a otra lectura posible, y pienso en la obra lacaniana. Para el psicoanalista francés , una representación siempre es lo que hay del objeto en el sujeto que lo observa: es lo que puede representarse, una limitación y una posibilidad. Lo que coincide entre el sujeto y el objeto es la verdad. Es un encuentro.
El sujeto es un OTRO que tiene el poder de sanción. Siempre algo se escapa en una representación, porque es el sujeto, ese Otro quien va a tener el poder de, con su lectura completar su obra
Daniel Romano nos invita a completar su obra, a ser ese otro y a la vez nos da la posibilidad de reconocer en su serie de miradas, la verdad en nosotros. Es la verdad sobre nosotros lo que vamos a interpretar en sus mascaras.
Y una vez en se lugar, estaremos plenamente seducidos en el personaje del artista detrás.
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*Psicóloga, Master en Mktg, Branding, trabajo en moda y cosmética. Blogger ocasional, estud. Historia del arte y psic. género.