Una intervención que reinventa el placer y la construcción del deseo a partir del trabajo sobre el "shunga" de la estampa japonesa erótica
Invención del placer y construcción del deseo
A partir de un sutil e íntimo trabajo sobre estampas japonesas eróticas, Viviana RODRÍGUEZ desarrolla una intervención que instaura un movimiento de creación por el desplazamiento producido en el encuentro del placer y el deseo. En el baño azul de la Galería Pasaje 17, somos arrastrados, de algún modo, por una corriente del afuera que nos permite la emergencia de lo Otro, situándonos en el campo del goce, precisamente en ese lugar que queda por fuera de las líneas normalizadoras y que, sin embargo, es tan fundamental para nuestro hacer en el mundo.
Entre representaciones de poses sexuales explícitas caladas con fragmentos de textos, objetos para dar placer y un azul intenso que se asocia con esencias aromáticas, “Mas allá de lo propio” inaugura una experiencia, un acontecimiento descentrado, fuera del eje del “Yo”: introduce el deseo en la máquina social, pero también introducen la producción en la línea deseante.
Así, el deseo se manifiesta como una disposición del sujeto que desea en tanto potencia de crecimiento que recupera nuestras pasiones alegres, esas que nos animan al deleite y a la satisfacción. Ya no hay nada que nos haga recordar viejas estructuras que entendían al deseo como carencia de algo. Por el contrario, la artista nos coloca en un pequeño y exuberante mundo donde el deseo se debe construir, producir desde una voluntad afectiva y activa: el deseo es motor y potencia indisoluble de la vida.
En esta instalación, nuestros deseos se completan con las imágenes y objetos para formar, a partir del agenciamiento de los afectos propios y ajenos, un placer común que nos permite acceder a nuevas potencias. Instigando en la búsqueda de un territorio donde los deseos se conviertan en devenires placeres, se construye y reterritorializa un cuerpo que se ocupa de provocar nuestras potencias corporales y mentales para recorrer todos aquellos deseos que nos abren el camino de posibilidades de reafirmación. Una reafirmación que la artista encuentra en la forma de quebrar la organización del poder actual colocado en lo erótico y el placer, sacando al deseo de lo económico, de sus líneas políticamente más represivas para ejercer y afirmar su línea revolucionaria. Pensando en la línea intensiva que Deleuze le da al deseo, podríamos decir que no hay nada más revolucionario para la máquina social que un cuerpo deseante. El deseo es primero y fundamental; tendiendo a deconstruir el andamiaje de las estructuras sociales sin concordar con la decodificación que lleva a cabo el capital.
Todo el éxtasis sexual que nos rodea en “Más allá de lo propio” posibilita la producción de subjetividades diversas a través de la experimentación de una situación dada. Viviana Rodríguez nos lanza a la invención de nuevas relaciones de diferenciación y creación donde el placer, entre prohibición y transgresión, parece susurrarnos que todo está permitido: lo único realmente importante es que el placer sea el flujo de nuestros deseos, poniendo en juego nuestras propias corporalidades y el entendimiento que les otorgamos a las mismas.
Ramona, Buenos Aires, 2014