En el 2008 me separé. Elegí sólo llevarme mis libros, una colcha-futón y mi ropa.
Esos fueron los objetos que me acompañaron y amueblaron durante un año el departamento al que me mudé.
(Fue un año de introspección). Leí más de lo habitual ese año. Amanecía acostada en la pila de libros y me quedaba dormida allí mismo con algún libro entre las manos, sobre todo, con mi queridoFree Play, un texto acerca de la profunda energía de la creación. Caló tan intensamente en mi mente y en mi corazón que se convirtió en mi libro de cabecera a partir de ese momento.
A través de esta instalación deseo recrear aquellos momentos de vigilia y sueño de cada una de esas noches.
Leedor.com – Octubre 2013