Zelmira Peralta Ramos, mujer intensa, profunda, de una embriaguez única, que lleva al extremo más infinito las emociones más primarias que habitan en el alma humana.
Su pintura nos invita a recorrer de la espiritualidad máxima, al sentimiento más terrestre y carnal existente.
Los planos que provoca en las superficies son casi arqueológicos, suma capa sobre capa, sumergiéndonos en la profundidad de la existencia, o arrojándonos al espacio sin límites
En esos dos extremos nos tendríamos que manejar para entender su obra.
Es una pintura aparentemente simple, pero en cada centímetro que nos detenemos encontraremos el transcurrir del tiempo, la persistencia del hormero, la suavidad de las transparencias, y la crueldad de las heridas mas profunda. Z en sus superficies hace historia.
Su pintura es compleja, abundante, texturaza, apasionada e intensa.
En su polo opuesto, nos encontramos con la sutileza, un golpe fuerte y profundo, un despertar de conciencia. Donde en armonía con el latido de la tierra, plasma los colores con una liviandad y libertad digna de ser vista.
La pasión de Zelmira nos sumerge en un clima profundo, grave, serio que al entrar es difícil salir y nos conecta con el centro de la tierra. Los rojos que podrían ser el impulso de vida, donde el primer grito humano, hace eco en el universo. Es la energía de la tierra madre, la fuerza creadora.
En el campo sutil, los cuadros son de manchas más efímeras. La artista danza con toda libertad, plasma los colores, generando una gracia del espíritu profundamente trabajado. Conquista libertad, es un suspiro que evoca sabiduría y experiencia.
Sus series de cuadros rojos pueden doler hasta el alma, o abrirte las puertas de un universo perfecto, placentero y llenos de vida.
Hablar de la pintura de Z es hablar de ella, su pasión es tan grande que es imposible separarla de sus emociones.
Composición?, Equilibrio? Si, valores plásticos presentes en su obra, pero desde un lugar donde prevalece la comprensión emocional, su fuero mas interno. Desde la sintonía mas profunda que tiene con el universo, trasgrediendo toda teoría para imponernos su emoción en carne viva.
Dejar de pensar, y sintonizar con el origen mismo, la energía creadora, es uno de los placeres que nos brinda su trabajo.
Los cuadros de Zelmira son poemas arqueológicos, a veces mitológicos.
Ponen en movimiento la energía de la fuerza vital.
El verla pintar es como un mantra, lentamente superpone capas sobre capas, implacable, tenaz, provocando una profundidad vertiginosa, desde ahí ella nos abre las puertas y nos invita a un viaje que no tiene fin....
*Artista plástica