Notas Artistas

ARTE BA 2001: AUDITORIO
Teresa Nachman, Rosa Faccaro, Nicolás Menza, Fermín Févre

Faccaro:
Para introducirnos en el mundo de la obra de Menza, habría que estar emparentados con lo que ha sido la pintura argentina a partir de los años 60 y los grandes Maestros, en ese período, se dio a luz toda una generación donde surgen los modelos identificatorios que los artistas de los 80 y 90, a la que pertenece Nicolás, han tenido una notable influencia. Esos modelos identificatorios son para esta generación por primera vez, sus aliados. La pintura argentina viene de la misma pintura argentina. No fue sólo por una razón de mitos sino que fue también una razón de imposibilidad, es cuando los artistas argentinos dejan de ir a Europa para investigar y para perfeccionarse y se quedan en el país por razones obvias.
Nicolás ¿Cuáles han sido tus influencias más notorias de tu nacimiento a la pintura?
Menza:
En el arte hay que tener padres, reconocerlos, respetarlos y amarlos. Tuve las sanas influencias, no sólo de los Maestros argentinos sino también del arte universal, con los cuales fui identificando, en las escuelas de bellas artes Prilidiano Pueyrredón y Ernesto de La Cárcova, encontré a los que fueron mis Maestros: Teresio Fara y Rubén Rey. Ellos me transmitieron el sentir del arte y la pintura, desde dónde asumir el compromiso. Hoy sus palabras se agigantan, siempre están conmigo. Me enseñaron el sentido del arte como forma de vida y desde ese lugar el cómo indagar en uno mismo, y comprender que si se llega a rescatar un atisbo de luz en la oscuridad, es toda la recompensa a todo el esfuerzo.
Faccaro:
En el comienzo del tercer milenio, en plena época de crisis, de incertidumbres, donde los valores humanos han sido dejados de lado vemos como en vez de llegar a una profundización del humanismo, el mundo agudiza la crisis hacia lo opuesto y nos preguntamos, cómo funciona el arte y qué vigencia tiene en un momento como el que estamos atravesando…
Menza:
Creo que ese es el nudo dramático más vital que tenemos todos los artistas y con lo que se debe comprometer el hombre. El arte no puede perder vigencia, contenido y protagonismo desde su lado más puro, más allá de un estilo, el arte es lo que les da identidad a los pueblos. Creo que el arte debe despertar conciencias. Cuando uno se conmueve ante una realidad poética ya está alertando su propia conciencia. No hablo de un arte panfletario, hablo de las obras que nos estremecen, que nos hacen reflexionar, que nos hacen pensar.
La cultura y el arte no calman el hambre de los pueblos, pero creo fervientemente que ningún pueblo puede llegar a establecerse como maduro si no refleja, no respeta y no promociona su propio arte y cultura. Es un problema de las políticas culturales, y del rol del Estado. Cuánta más confusión exacerbada, promovida, el arte pierde en apariencia su fuerza. Hoy no hay grandes movimientos, nos cuesta a todos agruparnos, convivir, integrarnos, participar, estamos inmersos en un individualismo social paralizante, de carácter alienante. Con el miedo como gran motor protagónico. En estos ciclos que van y vienen, hay que estar allí, trabajando infatigablemente, resistiendo para que en el momento cuando todo cobre su real dimensión nos halle protagonistas.
Faccaro:
En el caso de Nicolás Menza, ha trabajado mucho en el espacio público con su muro-ambientación, ¿en qué forma el arte puede movilizar el espacio público, ser intervenirdo por los artistas con una visión diferente de lo que ha sido en los siglos anteriores?
Menza:
Lo único que se diferencia de una época a otra es ante lo patético que estamos viviendo, hay que redoblar intensamente el esfuerzo y eso no tiene que mellar en la convicción, en la búsqueda de los ideales que nos movilizan. Siempre hay un arte oficial y uno periférico, a pesar de donde estamos disertando y donde están la obras hoy colgadas, podría afirmar que soy un artista de la periferia
En arte público el trabajo que realizo con las muro-ambientaciones, son con materiales de desecho y en paredes de espacios públicos, de las demoliciones que abundan y abruman el paisaje de la ciudad de Buenos Aires. Es una forma accesible de participar y activar la obra con la gente ante la ausencia del rol del Estado en fomentar el arte, el tema es ser ingenioso, no para ser original sino para poder vencer fundamentalmente la inercia, y salir, ocupar, resistir.
Faccaro:
Con respecto a la muestra actual, lo que se nota en las obras de mayor tamaño, es un cambio fundamental, la serie “Ella y los dinosaurios” hiciste una deformación de las figuras, vos decís que no son máscaras sino que es el momento en que esos hombres se quitan sus máscaras y se muestran tal cual son…
Menza:
En la serie “Ella y los dinosaurios.”, las obras son prácticamente acromáticas, el color está sacrificado en tintes transparentes, surgió ante la necesidad de emociones y angustias que empezaron a aparecer en la obra, la elección del material, tinta, acrílico, carbón, tienen un sentido casi primario, de cierta narrativa que me permite el desarrollo de la forma y su espacio critico, y ahí de pronto es donde surgen estas anamorfosis invertidas.
En estos trabajos es donde yo juego en un primer espacio bañado con una exaltación de la luz, que considero emblemática y redentora, sinónimo de pureza y belleza, casi siempre encarnada e iluminadora de la mujer, el personaje que recibe toda la luz más implacable, intensa. Después está el otro espacio donde habitan estos personajes siniestros, que deambulan al acecho, no debemos mirarlos como distorsionados, ya que es un concepto al que no adhiero, sino justamente como una anamorfosis al revés, la anamorfosis tiende a ocultar y la idea, el sentido de lo que yo quiero es desocultar. Pintar esos personajes con un realismo exacerbado, así sería la máscara, la idea es buscar lo otro.
La metáfora que busco es la tensión en el espacio de luz, donde esté muy presente la figura femenina que es la representación de la pureza, la democracia, la libertad, la poesía, la vida, la pintura…la verdad… todo lo femenino que tiene que ver con estos conceptos y allá atrás en las tinieblas está la corrupción, la mentira, la hipocresía… Ese es el punto que me llevó en la exploración del lenguaje, a descubrir cuál era la manera de llegar al nudo entre lo sentido y lo poético… no lo puedo imaginar más que sacrificando el color, y liberando la línea y el dibujo.
Faccaro:
Lo más fuerte de Menza está en su esencia dibujística y en esa serie es donde más se evidencia, él aminora el color porque no lo necesita en esa situación dramática, en esas escenas, con la mujer, el niño o una serie de objetos dislocados que también sería interesante que hablaras de ellos
Menza:
En todas las obras hay símbolos ocultos, y está en el ojo del espectador develar, en esta serie en particular cada elemento dislocado que está dentro de la obra encierra en sí mismo un concepto simbólico fuerte. Creo que lo más importante es que cada uno al verlo lo interprete, ya que no es un símbolo literario, sino que oculta lo que debe potenciar el imaginario de cada uno. En estas obras juego con una multiplicidad de luces, que no son realistas, son luces plásticas para una escena casi escenográfica en donde cada espacio, bloque o elemento, no está al azar, tiene un significado y el significante más que decirlo yo es importante que lo pueda descubrir el ojo sensible del espectador.
Faccaro:
Ahora pasamos la palabra a Fermín Fevre autor del prólogo del catálogo

Févre:
De la obra pictórica de Nicolás Menza me interesa destacar dos aspectos que veo en su trabajo, encuentro que él es un investigador, está planteado en una búsqueda, esa búsqueda tiene dos puntos de apoyo fundamentales, que son lo que está dado por la búsqueda expresiva, es decir, por querer sacarle a la pintura todas sus cualidades expresivas, por eso lo que decía con respecto a la luz… todos elementos plásticos que él utiliza en su pintura, pintura compleja; porque él no se queda en la superficie, sino que él está buscando, como ha ocurrido con los grandes Maestros de la historia de la pintura, que una pincelada es contenedora de una cantidad de percepciones, de sentimientos, de realidades que están y no están, porque el artista intuye, implícita…si explicita no es pintura. El artista es poseedor de esta capacidad de ocultar y de develar al mismo tiempo. Esta doble acción del ocultamiento a veces es, un gran Maestro porque sabe ocultar, otras veces lo opuesto: es un gran artista porque sabe develarlas, ocultar y develar, son los instrumentos expresivos fundamentales del arte.
Si todo está expuesto con una claridad superficial, donde no están estos contenidos expresivos elaborados, estamos pasando por la vidriera de un negocio o por un panel publicitario. En ese sentido Nicolás Menza trabaja en la búsqueda expresiva, sacarle a la pintura todas las posibilidades expresivas que ella tiene y al mismo tiempo encontrar los temas capaces de traducir sus contenidos. Los temas son un vehículo, un medio para que los contenidos se pongan de manifiesto. A través de un desnudo podemos estar haciendo una lectura social, una lectura sicológica o de la realidad en sus múltiples maneras. Los grandes artistas nos demuestran que con una obra, una naturaleza muerta, un desnudo, un paisaje, son capaces de referirse a toda su realidad, y sintetizarla.
Yo creo que ahí están las dos búsquedas de Menza. Por un lado tratar de que la pintura aflore con todas sus cualidades expresivas, y por el otro encontrar los temas que sean capaces de traducir sus contenidos, contenidos que tienen que ver con lo que él mismo acaba de decir, pero encuentro además un ahondamiento en la situación contemporánea, la situación existencial actual, la soledad, que es el gran tema de los hombres contemporáneos, la incomunicación, cuántos personajes hay en sus pinturas que están no vinculándose entre sí, no se miran, no se tocan, y están allí. Esos son los aspectos importantes que denotan a alguien, dentro de su generación, que todavía cree en la pintura.
Es importante destacar a estos artistas que siguen pensando que a través de la pintura se pueden encontrar capacidades expresivas y comunicación con los receptores, capaz de movilizarlos, capaz de darles unas formas perceptivas que no tenían, que no habían descubierto en sí mismos, porque siempre la obra artística está dirigida al núcleo de la interioridad y de la personalidad de cada uno de nosotros, sino no es obra de arte. Creo que la manera de poder aquilatar de lo qué es artístico y qué no lo es, está precisamente en este hecho de poder despertar en ese interior algo que Kant hace dos siglos definiría como sublime, algo que no está en la obra artística pero que está en nosotros y que la obra artística es capaz de promover, de despertar. Y en ese sentido me parece que la pintura todavía tiene medios para poder hacerlo. Y Nicolás Menza es uno de los artistas que está por ese camino.
Nachman:
Creo que en el 2001 tener un artista como Menza, creativo, que ha desarrollado todas las tareas, en la pintura, es un encuentro con algo que nosotros estamos descubriendo y apoyando. En este sentido apoyo a Menza porque yo creo en él, creo en la sinceridad de su arte y porque es un joven y ha puesto todo, por lo que realmente cree.
En general nosotros trabajamos los grandes Maestros no es casualidad que Menza esté con nosotros porque he sido amiga y he trabajado muchísimo la obra de sus Maestros.
Menza ha tomado de los Maestros argentinos, ha recuperado en su obra las expresiones de toda la generación del siglo pasado. Entra a este siglo con una raíz tomada de la misma fuerza de la pintura argentina y yo me siento muy orgullosa de trabajar su obra, porque él como yo cree en la pintura.