El camino elegido por Marta Loza es el camino del riesgo en el que la meta es el sendero mismo que se apresta a recorrer. Como decía Bergson el artista nunca sabe como ha de terminar su obra ya que que ella será la consecuencia de la permanencia del artista en su duración. Marta Loza no parte de modelos. Prefiere encontrar sus formas dentro de ella misma. Su mirada es una mirada interior, una indagación profunda en la que aquellas surgen envueltas por una experiencia vivida, por un sentimiento que trasciende el mero hecho fisico de pintar. Las imágenes que recuerdan elementos de nuestra cotidianeidad no pretenden ser realistas, se constituyen en pretexto, en soporte, de aquella expresión interiorizada por la que supera el documenta y va más allá, hacia algo que es el misterio en el que el artistas bucea y del cual sólo obtendrá liegeros atisbos de aquello que siempre será motivo de la interrogación para nuestra condición humana. Heriberto Zorrilla
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