Con estructura, color y materia, Marcela Guerra desarrolla su obra, ya sea de una composición interior o de un paisaje urbano, pues el comienzo de cada una de ellas parte de un punto lúdico y gestual, impulsivo y aparentemente desordenado, para irse convirtiendo durante su desarrollo en un espectáculo de colores, muy matéricamente instalados sobre la tela, utilizando ya sea pincel, espátula o trapos. Y a veces hasta pareciera que fueran “revueltos” en un estado de delirio, menos o más prolongado... y sigue trabajando hasta que surge la paz o el orden. Buscados haciendo uso de una consciente y sutil estructura, y así lograr un refinamiento convincente, que termina otorgando a la obra un peculiar atractivo. Un resultado plástico indescriptible, ... de inquietante fuerza y a la vez, sensible armonía.
*mayo de 2010
Mes del Bicentenario