Hasta el presente el desarrollo del arte geométrico de nuestro medio ha originado tantas abstracciones como artistas; la elección de sus argumentos abarca un amplio registro de visiones, que podríamos sintetizar en dos grandes líneas: Si en la tarea de algunos artistas se traduce en la búsqueda de una objetividad matemática que erradique la discordia de lo irracional , en otros, la subjetividad irrumpe apenas contenida en el plano geométrico. Podríamos decir que los primeros se atienen a un riguroso seguimiento de los principios de la geometría, mientras que los segundos apelan a la imaginación, ejerciendo aquello que Blas Pascal llamó “espíritu de sutileza”, es decir un más acá o más allá de aquellos principios. A esta última categoría pertenece la obra de Silvia Goñi. En sus pinturas, de máxima claridad formal-en las que óvalos y círculos son las unidades básicas que componen la maraña de las figuras-entramos a la maraña de sus formas vivas, aquietadas cuando están centralizadas en el cuadro, o desplazándose vertiginosamente por el plano, como buscando otros espacios. Las figuras se recortan contra la superficie, pero no asistimos al tradicional forma y figura, pues la elección de los pigmentos interacciona para que el fondo esté tan vivo como la figura, el entablar una secreta lucha donde el color canta su propia gloria con rimas, cantos y contracantos en un intenso diálogo sobre la superficie.
Por otra parte, las pinturas de Goñi manifiestan una afección muy contemporánea: La temporalidad, ese tiempo que todo lo devora en el vértigo de la vida actual. No es casual al respecto, que la artista haya elegido como el germen de sus pinturas la forma oval y el círculo, que al parcelarse en formas rectas internas a las figuras, acentúan todavía más la velocidad de sus curvas. Y aunque las obras de la artista parecieran jugadas hacia lo inorgánico, en algunos de sus cuadros las figuras aparecen como signos cristalizados de lo humano, pues esos antropomorfismos y zoomorfismos que son evocados desde las formas puras de la geometría producen una secreta síntesis entre lo orgánico y lo orgánico. Pero debemos tener en cuenta que, ante todo, más allá de las especulaciones, estas potentes y singulares pinturas son el logrado despliegue de su propio acontecer.
*Mayo de 2015