"Si pudieran, las figuras de Gabriela Cassano podrían invadir el universo. Hombres y mujeres conectados y desconectados por una coreografía sin dogmas invaden las paredes de esta galería de arte. Están liberadas de los límites del cuadro, como si se hubieran escapado de la tela tajeada de Lucio Fontana para lograr aquel cometido de la libertad plástica absoluta.Nada parece estar pautado en este universo de desnudos y vestidos, los hombres dialogan con otros hombres o mujeres y las mujeres acercándose a otras mujeres y hombres; hombres que cargan mujeres al hombre y viceversa. Como si fuera un cuadro festivo de Jackson Pollock, aquí no hay arriba ni abajo, izquierda ni derecha, no hay centro y no hay márgenes, todas las figuras tienen la misma jerarquía. Cada una parece encarnar el arquetipo del Hombre y el arquetipo de la Mujer; cuando no están desnudos, desprovistos de máscaras sociales, aparecen vestido de forma neutral, aunque cercanos al anónimo ser urbano, al promedio de la humanidad. Los vínculos entre las personas son de índole diferente, laboral, familiar, geográfico y un sinnúmero de etcéteras; el vínculo que le interesa a Gabriela Cassano es el afectivo: ¿cómo y porqué los seres humanos nos conectamos entre nosotros? Este universo de relaciones afectivas es tan dinámico como la rotación de los planetas y sus satélites, parece estar quieto pero nunca deja de moverse. Cassano crea una coreografía de contorsiones y abrazos, saltos y gestos, acrobacias y besos, nada parece quedar inmóvil. Entre todas estas figuras, algunas se muestran negras, como si estuvieran resguardadas por la sombra; otras son blancas, como si se asomaran al sol que las ilumina. El conjunto de todas estas siluetas parecen decirnos que no hay reglas para las relaciones afectivas, y si las hubiera, podríantransformarse en cualquier momento. Los vínculos de amor, afecto y amistad no siguen pautas predeterminadas, hay pasos que pueden adelantarse, atrasarse o saltearse. Aquellas pretensiones de identidad perpetua que pretendían los seguidores del positivismo hoy son insostenible, las personas cambian día a día, con las estaciones, los años y las geografías. Muchos más cambiantes entonces será el modo en que las personas se relacionan. Este dinamismo es el que inquieta, desorienta y sorprende, saber que todo cambia, que todo fluye -como quería Heráclito con su célebrepanta rei-.Los amorososes el nombre de una instalación dinámica, una coreografía de seres que se acercan y se alejan, que se sostienen y se liberan, en una trama de vínculos donde nada es contradictorio. Esta instalación parece acompañar aquella sabiduría del Eclesiastés cuando dice que “hay un momento para todo y un tiempo para cada cosa bajo el sol: un tiempo para llorar y un tiempo para reír, un tiempo para lamentarse y un tiempo para bailar; un tiempo para abrazarse y un tiempo para separarse, un tiempo para buscar y un tiempo para perder, un tiempo para callar y un tiempo para hablar, un tiempo para amar y un tiempo para odiar, un tiempo de guerra y un tiempo de paz”.
Buenos Aires, 2012