Paraguay 423
“[…], la visión incluye la verdad en estado latente, más que el pensamiento, donde te puedes extraviar mucho más, donde te puedes alejar del mundo. Ver es sumergirse en el mundo, mientras que pensar siempre es distanciarse.”
Wim Wenders, El acto de ver. Textos y conversaciones. 2005. P. 61
Territorios cuadrangulares de papel tejido se extienden por el recinto. Todos ellos confeccionados a partir de una operatoria textil básica: ligar, vincular. La trama y la urdimbre se ligan para convidarnos con planos que se ordenan en acompasadas geometrías. La organización racionalista y ortogonal impera en las formas y, al mismo tiempo, es el soporte necesario de múltiples direcciones diagonales que se escurren por nuestras retinas, provocando movimientos rítmicos que acarician el plano.
Apariciones e ilusiones ópticas que, como efímeras revelaciones, se infiltran gracias a un sistema solidario y estable que las contienen. Parpadear para despejar la mirada y volver sobre estas imágenes donde la realidad y la ilusión conviven sin conflicto. Se trata de la pura visualidad, de la imagen en su potencia perceptual que nos sumerge en su universo de simulacros y contundencias. Ser parte de este juego es el secreto y la clave.
La obra de Viviana Rodríguez pone en absoluta relevancia las implicancias del puro acto de ver, nos recuerda que el arte contemporáneo todavía puede ofrecernos un festín perceptual en el cual quedar atrapados. Inscripta en corrientes como la abstracción geométrica, el Op Art, el minimalismo y las experiencias cinéticas del siglo XX; la propuesta estética de Viviana incorpora tradiciones del universo textil – en particular del tejido-, para crear una constelación de difícil clasificación. Tensiona los campos y opera desde un entre, igual que la diversidad de los ligamentos con los que construye.
Si bien la fuerza del contraste es uno de los atributos fundamentales de sus trabajos -en particular cuando la disputa entre el blanco y negro hace temblar los contornos y los límites-; existen situaciones de delicada sutileza en los encuentros de distintas calidades del material: entre lo opaco y lo satinado o entre el Kraft y el Fabriano. Aquí su decir se llena de secretos, la síntesis el total y un cierto hermetismo cubre la superficie.
Cuando Viviana explora la tridimensión, lo hace desde un gesto que nos evoca al minimalismo, no “compone”, sino “dispone”. Ubica los volúmenes siguiendo patrones de seriación y de repetición. Los despoja de toda distracción. Pero en lo que se diferencia profundamente del mencionado movimiento artístico, es que estos volúmenes coquetean con la semejanza a objetos con nombre pertenecientes al mundo de lo tangible: bobinas de papel, rollos de tela, moños fuera de escala. Es en su propuesta tridimensional objetual y de instalación donde se inmiscuyen sus memorias personales, recuerdos de infancia en Tienda Manuela, la mercería de sus abuelas donde pasaba muchas horas jugando. Como si las curvas que dominan sus objetos tridimensionales le permitieran escapar, sólo de a ratos, de la pura abstracción y rememorar las formas cotidianas que la rodeaban. Estas memorias son las que anidan en los sintéticos cuerpos que se despliegan y habitan la sala.
Habiendo sido el linaje femenino de su familia donde aprendió a bordar, tejer y coser, Viviana le rinde íntimo homenaje en el título escogido para esta exhibición; así como también honra esos saberes apropiándoselos con su impronta e idiolecto, con rigurosidad técnica y profundo respeto por la materia, creando estos territorios de papel en los que es fácil perderse al ritmo de una coreografía visual que logra alcanzarnos y hacernos vibrar en su rectilínea y cercana belleza.
Mg Karina Maddonni
Curadora de JUNTAS SOMOS TRAMA
Sobre la obra de Viviana Rodríguez
Soy contadora pública y artista textil. Mis trabajos son atravesados por mi infancia, la cultura japonesa, y la economía.
De mi infancia me inspiran los recuerdos con mis abuelas, los comics que dibujaba, los libros que leía. Mi obra es de alguna manera autobiográfica.
En mis trabajos se conjugan el oficio y los procesos artesanales por un lado y lo conceptual por otro. Trabajo con papel. Lo corto, lo calo, lo tejo. Me interesa el proceso de transformación del material, descubrir qué es capaz de construir, hasta dónde puede crecer, en qué se puede transformar, cuál es su ductilidad y su límite. Una vez definido ese corpus, mi tarea de traducción implica buscar en cada obra, esa íntima relación entre lenguajes que poco tienen que ver con el mensaje en su literalidad y tanto con mi espíritu. Tejo mis memorias.
Deseo que mi arte aporte belleza al mundo y un viaje al interior de quien lo observa.