Colección de Arte Amalia Lacroze de Fortabat
Olga Cossettini 141 CABA
Colección AMALITA presenta la exhibición "Las casas de las niñas inusuales" de Verónica Gómez.
La exhibición se podrá visitar en el 2do Piso jueves a domingos de 12.00 a 20.00 h.
Una de las niñas inusuales tiene incrustado un capitel de acanto en el plexo solar; otra lleva un vestido largo hasta los pies, mantilla y moño; hay una más, quizás la más extraña por sus aires de sacerdotisa, por el yelmo que le cubre la cabeza o porque tiene cautiva a una bandurria por las patas. De la chica con cabeza de yelmo surge una sombra que parece el cuerpo de una rata; todas son pálidas y están ausentes, en trance o a punto de ser abducidas.
Resulta que ellas se encuentran en la República de los Niños, esto lo sabemos porque así se llama la pintura: República de los Niños II Es cierto que la ciudadela, diseñada por los arquitectos Jorge Lima, Alberto Cuenca y Julio Carlos César Gallo e inaugurada por Juan D.Perón en la cresta de su primer gobierno, se caracteriza por la audacia estilística. En ella conviven las referencias a las aldeas alpinas, la Alhambra y el Taj Mahal, en una gramática puesta al servicio de la fantasía narrativa. Este es también el elemento que Verónica Gómez toma, a la vez que multiplica y profundiza a lo largo de toda la serie Las casas de las niñas inusuales.
Su República de los Niños es el lugar donde se cruzan la pintura metafísica de Spilimbergo, el terror gótico y la clase media argentina nacida a mediados del siglo XX. Hasta podría decirse que de modo subrepticio todas las obras de la exhibición participan de un tratado ornamental dedicado al estamento insignia de la movilidad social ascendente, Allí están los pisos de parquet, los laminados que aparentan mármol, las cerámicas símil granito, las camas con respaldo de madera torneada...
Las casas retornan a espacios familiares más allá del registro autobiográfico y evaden también cualquier forma de costumbrismo.
Los legados aparecen bajo un manto saturnino: puede haber un dedo que señala la investidura del destino —Ella, ella es igualita a mí —escuchó la heredera y se lamentó; un ojo que desde lo alto recuerda la presencia omnisciente del linaje; hay chicas que se metamorfosean en muebles; madres escondidas como fantasmas que sostienen a las criaturas.
Muchas de las niñas inusuales son a la vez especímenes híbridos. Pueden estar compuestas por minerales, vegetales, animales; o cierto atributo las enlaza con alguno de estos reinos. En las alianzas con reptiles, erizos, ranas, lechuzas se forjan sus respectivos temperamentos; amigadas con escorpiones y carneros, pero también con otras entidades microscópicas, como los ositos de agua, que resulta son prácticamente indestructibles, o las pitras que crecen en los pantanos. Adquieren así esos semblantes flemáticos o melancólicos y una calma aparente disimula lo temible que hay en ellas.
Florencia Qualina