Uriarte 1373
Inauguración: sábado 7 de octubre, 2017 | 19.00hs
El Concurso Laboratorio de Prácticas Curatoriales es una convocatoria abierta a nivel nacional desarrollada por la galería Gachi Prieto, cuyo premio consistió en dos becas con apoyo financiero como incentivo para la investigación, el intercambio y el seguimiento de proyectos curatoriales para la realización de dos exposiciones en el espacio de exhibición proporcionado por la galería. El jurado fue compuesto por Lara Marmor, Federico Baeza, Mariana Rodriguez Iglesias y Sebastián Vidal Mackinson. “Una unidad indivisible” es la primera de las dos exhibiciones a realizarse. En esta oportunidad, las tutorías curatoriales fueron brindadas por Federico Baeza y Lara Marmor. Este proyecto cuenta con el apoyo financiero del Fondo Argentino de Desarrollo Cultural y Creativo. Ministerio de Cultura de la Nación.
Una unidad invisible
El proyecto se articula en torno a cinco obras que ponen en tensión las nociones de cuerpo, poder y propiedad, problematizando, en cada una de sus prácticas, de qué manera los vínculos culturalmente mediatizados configuran nuestras fuerzas emocionales y sensitivas. La búsqueda apunta a poner en relieve cómo y cuándo estas producciones generan resistencias, nuevas direcciones y cambios que están íntimamente ligados a su praxis artística pero también a su praxis política como un punto de encaje que se aproxima a la vida. El esquema que traza “Una unidad indivisible” apunta a la activación como prueba precisa que la mantienen orgánica y dinámicamente funcionando. El cuerpo se presenta como vector para pensar su funcionamiento vivo, respirando y latente. El registro actúa como instancia de conocimiento, tomando al cuerpo, sus limitaciones, controles e imposiciones como herramienta y creando discursos enmarcados en pensar el arte contemporáneo en consonancia con los testimonios que ejecuta y produce esta asociación.
Sobre el curador
Gonzalo Lagos nació en la ciudad de Neuquén en 1988. Bailarín formado en la Escuela Experimental de Danza Contemporánea de Neuquén y licenciado en Artes por la Universidad de Buenos Aires. Actualmente cursa el programa de Artistas y Curadores de la Universidad Torcuato Di Tella. Como curador independiente, lleva adelante proyectos que vinculan las Artes Performáticas como instancias de investigación y puesta en práctica de los discursos del cuerpo como estudio y procedimiento, aplicando problemáticas y discusiones de las Artes Visuales en la creación. Actualmente, trabaja en el Parque de la Memoria, Monumento a las Víctimas del Terrorismo de Estado, vinculando las prácticas artísticas con memoria y derechos humanos.
Sobre los artistas
Cervio Martini exhibe la obra MIS-MEDIDAS-SON, en la que escanea distintas zonas de su cuerpo con la intención de mostrar en cada recorte de la imagen todo aquello que constituye y conforma su entramado fisiológico y vital: proteínas, urea, tejido conectivo, secreciones, potasio, huesos, piel. Esas impresiones, asociadas a la vida personal del artista, reúnen una serie de objetos que representan específicamente el paso del tiempo de su cuerpo impregnado de experiencias naturales e impuestas por factores externos.
Florencia Vecino y Triana Leborans participan en la exhibición con la performance POSA, pieza realizada en conjunto. Es un proyecto que se desarrolla en vínculo directo con las personas que circulan en el espacio donde se pueden enunciar algunos elementos formales: movimientos discontinuos, imágenes incompletas, juegos en lo súbito de la permanencia, copia de gestos/movimientos de los visitantes que recorren el espacio, pero sin observarlos directamente.
Lucrecia Lionti exhibe una tela de 3x2 metros pintada y bordada que colgará desde un cable de acero tensado de pared a pared a lo ancho y largo del espacio y en forma diagonal. La idea apunta a visualizar cómo la materialidad toma cuerpo hacia el espacio, lo ocupa y lo vuelve instancia corpórea para visualizar en un recorrido 360°.
Nina Kovensky muestra un dispositivo que apela a un formato de documentación audiovisual, reúne dos videos conduciendo al espectador a pensarse como hacedores del registro. En un caso, la visión cenital de un patio escolar irrumpiendo en el comportamiento cotidiano de los alumnos y provocando en ellos una respuesta lúdica que pone en foco a la cámara como instrumento de interacción y llamado de atención para el intercambio de gestos, palabras, movimientos. Es una referencia directa a pensar ese espacio como un momento de “libertad controlada” en la cual las reglas imponen determinados comportamientos. En el otro caso, la cámara registra la visión de guardias de vigilancia privada que se encuentran en pantallas en los halls de edificios relevando qué tipo de intercambio resulta de la presencia de la cámara como un cuerpo que se instala en esos puntos y sostiene la acción de filmar durante un tiempo extendido, rastreando ese dispositivo que todo lo ve y controla desde una central.
Ulises Mazzucca plantea un registro en otro soporte; en este caso es la pared de la sala que va a configurar un dibujo en escala 4x3 metros proyectando un mapa relacional que va a configurarse a partir de los recorridos, lecturas, acciones y sucesos que se desencadenan a lo largo de la exhibición. Esta obra actúa como manifiesto global de la misma al estructurarse como una imagen gráfica de los imprevistos, lo inesperado, lo inmediato y lo instantáneo que se irá delineando